miércoles, 22 de junio de 2016

Nos tomamos tres meses de vacaciones, pero antes comentamos "La habitación oscura"

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El martes 21 de junio el verano dijo eso de aquí estoy yo. Pensábamos, cuando decidimos reunirnos para comentar la novela de Isaac Rosa y despedir el curso tertuliano tomando algo juntos, que lo mismo pasaríamos frío en la terraza de "El café del Rey". Para nada, equivocación total. No sé qué nos pasa pero solemos olvidar que España es un país de extremos: o mucho calor o mucho frío; las zonas templadas, como que no.
Bueno, pues ahí, en "El Café del Rey", a las 8 en punto de la tarde nos reunimos Inma, Mercedes, Margarita, Mary Luz, Carmen, Guida, Mamen y Martina, su simpática nieta, y el que esto escribe. En la terraza hacía fuego, dentro del local se estaba de miedo; pedimos hacer la tertulia en el interior y luego ya cenar en el exterior, pero no huno forma. Parece ser que en verano a partir de un determinado momento sólo se puede estar en lo que eufemísticamente los camareros del local denominan "La playa". Y allí que nos instalamos zafándonos de los últimos rayos solares cada uno como podíamos; menos mal que las excelentes cañas dobles que trasegamos hicieron su labor y los calores del mercurio cada vez los sentíamos menos al tiempo que exponíamos nuestro parecer sobre el libro de Isaac Rosa.

La tertulia
Habló primero quien propuso esta lectura, o sea, yo. Lo primero que dije fue que la propuesta la hice al calor del debate sobre la novela anterior, "Farándula", que a mí en concreto no me había entusiasmado. Frente a la obra de Marta Sanz me vino a la memoria "La habitación oscura" que presentando una sociedad semejante, la de la crisis económica vivida por España desde 2008 hasta hoy mismo, aunque "Farándula" la centrase en el mundillo teatral y la novela de Isaac Rosa la haga más extensiva al presentar cómo la vive un grupo de amigos, quienes, debido a ella, tendrán una evolución dispar. Luego cité, y procedimos a debatirlos entre todos, los aspectos fundamentales de esta novela, aspectos que expongo más por extenso en mi blog [leer reseña pinchando aquí]:

- novela coral: los personajes, cerca de una docena, aunque perfectamente delineados, responden a arquetipos que abarcan un extenso tipo de caracteres humanos: "el gracioso, la intelectual, el guaperas, la tontita, el mentiroso compulsivo, el inocente, la víbora, el seductor, el raro, la enamoradiza, el cabrón;".

-El narrador es un narrador interno que no se localiza en uno u otro de los personajes, como se demuestra en que se formula en masculino, femenino, singular o plural, cambiando de persona, número y género sin previo aviso con el afán seguramente de referirse así no a alguien en concreto sino a cualquiera, a todos; en definitiva, a los jóvenes.

- Intencionalidad del autor: Si bien algunos tertulianos no opinaron así, yo creo que Isaac Rosa construye una novela social y política con la que pretende denunciar el inmovilismo de cierta juventud que asiste al derrumbamiento de la sociedad cómoda en la que han crecido como meros espectadores.

- Calidad literaria innegable presente en el lirismo que a veces envuelve el mensaje. Un lirismo que consigue con repeticiones léxicas o fraseológicas interesantes. También, empleo de metáforas.

- Junto a lo anterior, también hay que señalar cierta aridez discursiva en parlamentos de tono periodístico sobre las indeseables consecuencias de la crisis económica que parecen a veces no estar debidamente encajados en el grueso del relato novelesco. Algo así como si el autor de vez en cuando se dijese a sí mismo: ¡Uy, tengo que meter algo de denuncia no vaya a ser que me esté dejando llevar por yo qué sé qué cosas (la belleza lingüística, el lirismo, la propia peripecia de alguno de los personajes...)!

Más o menos en esto consistió mi exposición y temas de debate que dieron pie a un dinámico cruce de opiniones y de pareceres apoyando o negando alguna de mis afirmaciones. Hubo quien no dio valor alguno, simbólico o metafórico, a la propia habitación oscura. La práctica totalidad de los tertulianos coincidimos en subrayar el erotismo de algunas secuencias que deviene en pornografía casi, cuando la maldad se introduce en el recinto exclusivo de esos amigos. A propósito de maldad, también vimos cómo el empleo de las tecnologías (los capítulos REC) tiene su lado bueno, pero también puede ser instrumento de manipulación e indignidad.

Muchos tertulianos señalaron el carácter repetitivo de la historia, algo que a algunos no había gustado pero que otros atribuimos a la propia historia que aunque abarque en su discurrir mental el período de 15 años, en tiempo real toda la acción sucede durante muy pocas horas (dos o tres a lo sumo) en el local donde tienen esa habitación y donde aguardan la llegada de lo inevitable: el cierre de la misma, su desalojo, su detención, o vete tú a saber.

Gustó mucho el recurso a la 'cámara rápida' o "time lapse". Llamó muchísimo la atención la preferencia por situaciones escatológicas como la succión y masticación de los mocos o el lenguaje fuerte referido al sexo.

Por último y en un tono distendido y humorístico hubo quién se preguntó por la escasa limpieza de esa habitación durante esos quince años. Un asunto peliagudo, sin duda.

Los Poemas
A eso de las 9:15 dimos por concluido el debate sobre la novela que en líneas generales había gustado a todos bastante. Había llegado el momento de la lectura de los poemas que hubieran elegido los encargados para ello en esta ocasión: Mary Luz e Inma.

Mary Luz había elegido el poema "Pequeña América" del poeta chileno Pablo Neruda e Inma por su parte se había dirigido a la poesía de Gabriel Celaya de quien escogió algunas estrofas de su poema "Hablando en castellano" y un poema de Piedad Bonnet que aunque me gustó ahora mismo, ¡perdóname Inma!, no recuerdo su título. Coloco a continuación ambos poemas para que los no asistentes a la tertulia los degusten:

PEQUEÑA AMÉRICA (Pablo Neruda)
Cuando miro la forma
de América en el mapa,
amor, a ti te veo:
las alturas del cobre en tu cabeza,
tus pechos, trigo y nieve,
tu cintura delgada,
veloces ríos que palpitan, dulces
colinas y praderas
y en el frío del sur tus pies terminan
su geografía de oro duplicado.
Amor, cuando te toco
no sólo han recorrido
mis manos tu delicia,
sino ramas y tierra, frutas y agua,
la primavera que amo,
la luna del desierto, el pecho
de la paloma salvaje,
la suavidad de las piedras gastadas
por las aguas del mar o de los ríos
y la espesura roja
del matorral en donde
la sed y el hambre acechan.
Y así mi patria extensa me recibe,
pequeña América, en tu cuerpo.
Aún más, cuando te veo recostada
veo en tu piel, en tu color de avena,
la nacionalidad de mi cariño.
Porque desde tus hombros
el cortador de caña
de Cuba abrasadora
me mira, lleno de sudor oscuro,
y desde tu garganta
pescadores que tiemblan
en las húmedas casas de la orilla
me cantan su secreto.
Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada,
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda.
Gabriel Celaya, "Hablando en castellano"
Hablando en castellano,
mordiendo erre con erre por lo sano,
la materia verbal, con rabia y rayo,
lo pone todo en claro.
Y al nombrar doy a luz de ira mis actos.

Hablando en castellano,
con la zeta y la jota en seco zanjo
sonidos resbalados por lo blando,
zahondo el espesor de un viejo fango,
cojo y fijo su flujo. Basta un tajo.

Hablando en castellano,
el "poblo, puoblo, puablo", que andaba desvariando,
se dice por fin pueblo, liso y llano,
con su nombre y conciencia bien clavados
para siempre, y sin más puestos en alto.

Hablando en castellano,
choco, che, te, ¡zas!, ¿ca? Canto claro
los silbidos y susurros de un murmullo que a lo largo
del lirismo galaico siempre andaba vagando
sin unidad hecha estado.

Hablando en castellano,
tan sólo con hablar, construyo y salvo,
mascando con cal seca y fuego blanco,
dando diente de muerte en lo inmediato,
el estricto sentido de lo amargo.

Hablando en castellano,
las sílabas cuadradas de perfil recortado,
los sonidos exactos, los acentos airados
de nuestras consonantes, como en armas, en alto,
atacan sin perdones, con un orgullo sano.

Hablando en castellano,
las vocales redondas como el agua son pasmos
de estilo y sencillez. Son lo rústico y sabio.
Son los cinco peldaños justos y necesarios
y de puro elementales, parecen cinco milagros.


La Cena
Luego ya pasamos a tomar unos platos compartidos entre todos (alcachofas fritas con miel de no sé qué, croquetas de boletus y ¿de jamón? (sobre esto siempre hubo dudas), huevos rotos..., y para culminar tartas variadas. Quedamos satisfechos por el refrigerio, pero sobre todo por la compañía magnífica donde la haya.

La próxima cita
Quedamos en volvernos a ver en tres meses exactos (somos ya gente de una edad y si las vacaciones de verano no son de tres meses..., pues... como que no parecen vacaciones): el día 21 de septiembre en el lugar setembrino de costumbre: el kiosko "Montserrat" de Madrid Río. La hora, la habitual, a las 19:00.

La lectura para este largo período estival será la exitosa "Manual para mujeres de la limpieza" de la norteamericana Lucía Berlín. Quien no disponga de ella en ebook, sólo tiene que pedirla pues ya en su día Margarita Tena nos la envió.

Ana y Cecilia son las tertulianas que nos deleitarán ese día 21 de septiembre con la lectura de los poemas que cada una ellas haya elegido. ¡No lo olvidéis, queridas amigas!


Nota y aviso final: Perdón si el párrafo de "La Cena" sale descolocado. Estoy ensayando con la presentación de texto en dos columnas y es evidente que no me sale bien. Perdón, perdón, perdón