jueves, 1 de junio de 2023

La tertulia de mayo: "El retrato de casada"

Caían chuzos de punta. Así decimos en Castilla cuando, a pesar de tener el mar a mucha distancia, nos sorprende una galerna de esas que en el Cantábrico hacen estragos. Aquí, el lunes pasado, día establecido para la tertulia de mayo, el Cantábrico se llamó Moncloa y el puerto seguro donde nos refugiamos al menos tres tertulianos de "más que palabras..." fue la enorme boca de metro que allí comunica con el intercambiador de transportes. Relámpagos, rayos, truenos y centellas, como en las historietas del Capitán Trueno nos acompañaron a Guida, Mary Luz y a mí mismo durante más de media hora mientras aguardábamos a que escampase.

Tras la tempestad vino la calma, aunque, eso sí, llegó con más de un tertuliano pasado por agua. Mejor debiera decir con todos salvo Mamen, única tertuliana que, previsora, antes de iniciarse el tormentón ya estaba sentada en la terraza de La Perla esperándonos al resto con una espumosa y fresca jarra de cerveza en sus manos. Desde su posición, al frente de una estupenda mesa redonda en la que nos aguardaba, fue intercambiando mensajes con los tertulianos que chapoteábamos por calles y aceras camino de donde ella estaba. 

Por fin, a la hora convenida lloviendo aún, pero ya todos (Mercedes, Guida, Mari Luz, Margarita, Ana, Mamen y este cronista) refugiados en la cervecería del Pº de Rosales, tras los saludos de rigor cruzamos entre nosotros cuatro cosas acerca de la novela que nos convocaba. Comencé yo que fue de quien partió la idea de leer El retrato de casada de Maggie O'Farrell. Manifesté mi desilusión y cierto desencanto con la lectura, a la que había llegado con muchas expectativas habida cuenta de lo mucho que me había gustado "Hamnett", la exitosa novela anterior de la O'Farrell. Parece que en mí se materializó el dicho de 'segundas partes nunca fueron buenas'. No, no me satisfizo el libro en cuanto a la anécdota, aunque sí me tuvo atento y pendiente en lo tocante a la destreza que la autora demuestra una vez más en el manejo de la lengua literaria. Y no dije más dado que en mi blog justifico esta opinión mucho más por extenso [para acceder pinchar aquí].

Mi juicio sobre la novela dio pie a conversar sobre la realidad vital de las mujeres en esa época (el siglo XVI) respecto a nuestro hoy. ¿Sigue sucediendo algo parecido en la actualidad? Se planteó esta cuestión y hubo animadas intervenciones sobre ello. También salió el asunto de si hay anacronismo o extemporaneidad en lo que se dice sobre la condición femenina del momento. Yo afirmé que sí; sin embargo la mayoría de mis compañeras vinieron a decir que no, apoyándose en la peculiar personalidad de Lucrecia, el personaje protagonista, quien desde bien niña fue una persona singular por sus aficiones y el hecho de ser el quinto hermano. En una familia estar en el grupo de en medio nunca ha reportado grandes atenciones por parte de los progenitores. 

Se habló de la belleza de la ciudad de Ferrara. Del castillo de la familia del esposo, una auténtica fortaleza. Lógicamente comentamos acerca del hecho de la imposibilidad de tener hijos, cuestión achacada siempre a las mujeres y nunca al hombre cuando como en este caso Alfonso d'Este no tuvo ninguno con ninguna mujer. Otra injusticia hacia la mujer. Hablamos también de cómo Lucrecia deseó volver a Florencia, algo imposible dado el carácter de la madre y los entresijos económicos y políticos que habían rodeado a la unión. Se habló... ¡de muchas otras cosas! Sí, la novela es una buena disculpa para hablar de una época, un país, el arte, el hombre, la mujer, la crianza de los niños, la relación señora-criada, etc., etc.

Naturalmente no nos olvidamos de elogiar la magnífica prosa de la escritora, así como la magnífica traducción de Concha Cardeñoso. Destacamos la maestría que tiene la novelista al meter al lector dentro de la cabeza del personaje. Leemos y el narrador se diluye en el personaje, ambos son todo uno, no se distinguen. El personaje duda, avanza y retrocede en sus decisiones sin decantarse por nada, está indecisa. Y nosotros la comprendemos, la entendemos, no puede ser de otra manera... En mi opinión esa es la maestría de la escritora, ese conducirnos, llevarnos de la mano, sin presionarnos, por donde ella quiere. Mamen destacó cómo la narradora siempre está en presente; es un tiempo que no avanza. La verdad es que la historia en sí sólo dura un año, el que va de 1561 en que se casan a 1562 en que finaliza la vida en común [no quiero decir aquí, para no romper el interés de la lectura, lo que le sucede a esta Lucrecia por si alguien, fuera del grupo tertuliano, se pasa por esta crónica]. Además de este año lineal, en la novela hay avances -más que avances yo diría anticipaciones- y retrocesos dentro de este año de casada. 

Tengo la sensación de que me he alargado casi más en la Crónica de lo que en realidad duró el comentario en vivo de la novela. Había bastante ruido en la terraza de La Perla llena hasta la bandera por culpa del mal tiempo, y no siempre nos escuchábamos debidamente los unos a los otros -mejor sería decir las unas a las otras, pero yo soy un antiguo (ja, ja...)-. Por esto de manera casi natural e imperceptible pasamos a otras cosas, en especial a hablar de títulos de libros leídos. Ana habló de Olivia Manning y su 'trilogía balcánica'; también habló de Víctor Esteban Sardiña, natural de Ciudad Rodrigo (Salamanca) y su libro "A la sombra del atardecer". Por su parte Margarita recomendó dos libros que había leído últimamente de Mariana Travacio titulados "Quebrada" y "Como si existiese el perdón". Quedó en que nos los enviaría. Mamen habló de Haruki Murakami, premio Princesa de Asturias 2023.


Ana Lena Rivera
Sobre esta escritora y su novela Las herederas de la Sínger de la que hablé yo en la anterior tertulia, comuniqué a las tertulianas la completa disposición de la novelista de asistir a la tertulia que hagamos sobre su libro. Quedamos en que yo volvería a contactar con ella para establecer fecha en septiembre. Lo he hecho y ella me dice que para la última semana de septiembre, en principio ella no tiene compromiso alguno. Le dije que en junio, en nuestra tertulia final de curso, fijaríamos el día de la reunión septembrina y que se lo comunicaría para ver si le cuadraba.  


Nuestra próxima tertulia
Para cerrar el año lector debidamente decidimos, en contra de nuestra habitual costumbre, fijar primero el lugar posponiendo la elección del libro a un intercambio de opiniones posterior. Así que voy por orden. Decidimos volver a reunirnos en la cervecería La Perla del Pº de Rosales. En ella, además de hablar de literatura, el jueves 29 de junio tomaríamos algo más sólido de lo habitual como despedida de cara al verano. Nos veremos, por esta razón a las 19:30 horas

El título para leer que elegimos allí, en La Perla, fue uno propuesto por Guida titulado "La educación física" de Rosario Villajos. Al día siguiente, la misma Guida avisó por wasap de la mucha similitud entre el asunto que tocaba la novela propuesta con el de, por ejemplo, la novela de Cristina Araujo. Así pues decidimos en el chat de wasap proponer un nuevo título. En el cruce de mensajes salieron a colación los libros siguientes: "Hombres sin mujeres" de Murakami, "Quebrada" de Mariana Travacio, "Lejos de Egipto" de André Aciman y no recuerdo ahora si algún otro más. El grueso del grupo se inclinó por el titulado Lejos de Egipto de André Aciman, obra que Cecilia ya había propuesto en una tertulia anterior.

Y, como dice Bugs Bunny, eso fue todo, amigas. Hasta entonces.



Lo logra utilizando con maestría técnicas narrativas como el monólogo interior y el flujo de conciencia








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