sábado, 15 de junio de 2024

Cerramos el año tertuliano con "Azucre" de Bibiana Candia

 Me doy cuenta ahora, al iniciar la escritura de esta crónica, de que no hay testimonio gráfico alguno de la comida-tertulia que el viernes 14 de junio hicimos en el restaurante de comida italiana Ornella en la torre Caleido de Madrid. Fue un encuentro grato en un espacio moderno y agradable que por su luminosidad y vistas a todos nos gustó mucho. Sin embargo no existió tal coincidencia entre los nueve asistentes al encuentro en cuanto a los platos pedidos y al personal que nos los sirvieron. Nos pareció el restaurante Ornella ramplón en su cocina, sin experiencia y sin conocimientos los camareros, y con un precio algo elevado para la calidad recibida. 

Pero lo importante en todas nuestras reuniones es el calor humano y eso no faltó en modo alguno, a pesar de que la mesa rectangular y alargada en la que nos instalaron no favorecía para nada el diálogo común entre los tertulianos. De hecho podría decirse que más que una tertulia unitaria lo que hubo fueron dos al escindirse el grupo de nueve en uno de cinco miembros y otro de cuatro. Actuábamos de enlace entre ambas agrupaciones discutidoras María Jesús y un servidor, pero era difícil transmitir informaciones a los extremos de la larga mesa.


La tertulia sobre Azucre

Fue casi al final de la comida cuando las opiniones sobre Azucre de Bibiana Candia fueron saliendo a la palestra. Hubo total coincidencia en que el asunto del esclavismo al que fueron sometidos en el siglo XIX muchachos gallegos llevados a Cuba habría necesitado un desarrollo mayor, que la autora se había quedado corta en páginas e información, que parecía que le faltase documentación, que se diría que sólo tenía en su poder el apunte que leyera en el Archivo del Congreso de los Diputados sobre el caso y sobre el que parecía haber realizado una especie de bosquejo, de borrador, de boceto primero de donde podría haber emergido una novela mayor.

Ana que fue quien propuso la lectura contó que supo de ella por una noticia que escuchó en una emisora de radio. Cuando leyó las apenas 80 páginas de la misma quedó impresionada por el terrible engaño al que unos inocentes chicos fueron sometidos por compatriotas suyos.

Mercedes habló de la circularidad que existe en la novela que inicia y finaliza de manera semejante cerrando así el círculo de la historia narrada: tanto al principio como al final vemos a Orestes dando sus datos a un escribiente; sólo varía que la primera filiación se realiza en Galicia a punto de embarcar y la segunda en Cuba tras la tremenda experiencia vivida en la isla. 

María Jesús dijo que la novela le había mostrado la otra cara de lo contado por Sonsoles Onega en La hija de la criada. No comparaba ambas novelas, pues el Premio Planeta 2023 es claramente inferior; simplemente había constatado, con la lectura de ambos libros, dos visiones muy distintas sobre la vida en Galicia en épocas semejantes: una que transcurre en un medio burgués y acomodado; la otra en medio de la indigencia y hambruna más absolutas. Sobre evocaciones de otras lecturas yo mismo manifesté que por momentos Azucre me había hecho recordar a El corazón de las tinieblas de Josep Conrad, si bien sin llegar al grado de terror que la novela del lituano-polaco contiene [en la reseña que tengo hecha en mi blog hablo de esto y otros asuntos en la novela]. Por su parte, y en este mismo capítulo de las evocaciones, Inma habló de cómo las animaciones y/o personificaciones de animales y objetos la llevaron mentalmente a El bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez.

Cecilia, Mari Luz, Juan Carlos, Marga..., todos en definitiva, resaltamos el lirismo, la carga poética que impregna la novela construida en secuencias narrativas muy breves que más que contar sugieren de manera entrevelada sucesos, dan por supuestos otros y dejan a nuestra libre interpretación lo acontecido a este o a aquel personaje. La poeticidad es muy visible en el vocabulario y en la construcción oracional a base muchas veces de repeticiones y paralelismos que construyen un ritmo, una musicalidad; gracias a esto la novela adquiere un tono mágico muy claro. 

Además de los aspectos formales y del tema central de la esclavitud, las tertulianas destacaron el tratamiento dado a la mujer en Azucre. Es presentada como un trasto inservible, un estorbo, si bien también aparece como dadora de afecto, cuidadora de la familia, vertida siempre hacia afuera, hacia los demás, sin importarle los desprecios que habitualmente recibe.


La próxima tertulia

Y así, de esta guisa, transcurrió la comida-tertulia de fin del curso lector 2023-2024. Tras los postres, el café y un limoncello para quienes lo quisieron procedimos a buscar lectura para el tórrido verano que los agoreros hombres y mujeres del tiempo vaticinan. Recordamos que ya hace meses Mamen y también Ana hablaron de Abraham Verghese. Dos títulos suyos se citaron entonces: El pacto del agua que a Mamen le habían regalado e Hijos del ancho mundo que Ana había leído. Ambas novelas son extensas (El pacto del agua, 784; Hijos del ancho mundo, 638): 150 páginas de diferencia entre una y otra. La más extensa es además la más reciente, aún no existe en versión libro de bolsillo, su presencia en bibliotecas públicas es menor y por ello más difícil de encontrar. Hijos del ancho mundo es anterior, tiene presencia en todas las bibliotecas y está a la venta por 24€ en tapa dura y por 12,95€ en bolsillo. Por si esto fuera poco, es asequible en formato ebook. Todas estas reflexiones nos llevaron a elegir Hijos del ancho mundo como lectura para nuestra cita de septiembre. Como acostumbramos el encuentro lo realizaremos en el kiosko Montserrat de Madrid-Río el día 24 de dicho mes a las 19:00

Hasta entonces, queridas amigas, os deseo a todas un muy feliz verano

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