"Los chicos de la Nickel" y "El disputado voto del señor Cayo" fueron las novelas de Colson Whitehead y de Miguel Delibes, respectivamente, que comentamos en nuestra última tertulia.
Poco más y se nos escapa el mes. El día de san Andrés que cierra noviembre era el día establecido para esta tertulia en forma de doblete. Doblete por parecernos que los días transcurridos desde la anterior de octubre y ésta -32 jornadas, concretamente- eran más que suficientes; a esto cabía añadir la brevedad de los libros elegidos (214 y 190 páginas, respectivamente).
Quizás el lapso de tiempo transcurrido desde que no nos veíamos o las ganas de departir sobre la negritud en la sociedad norteamericana y sobre el abandono pertinaz que en España hacemos del mundo rural y de su cultura, el caso es que minutos antes de las 18:00 ya repicaron en nuestros ordenadores los avisos de videollamada. Prestos respondimos a la llamada seis tertulianos (Mercedes, Ana, Guida, Mª Jesús, Cecilia y este escribano); poco más tarde se incorporó Mª Luz y todos estuvimos atentos a la aparición en pantalla de Inma que en esta ocasión tampoco participó en la conversación, aunque no por problemas técnicos sino por mero despiste.
La tertulia sobre "Los chicos de la Nickel"
La exposición inicial en esta ocasión corrió de mi cuenta al haber sido yo quien propuso el título. Como ya dijera en la reseña que en mi blog realicé de "El ferrocarril subterráneo" del novelista afroamericano, fue por puro azar, como tantas veces en la vida, que conocí la existencia de esta novela, premio Pulitzer 2020. Oír por televisión el nombre del autor y el título de la obra me llevó a buscar información sobre Colson Whitehead y a indagar por las bibliotecas que frecuento la existencia del libro citado. No lo encontré y hube de contentarme entonces con leer su anterior publicación, del año 2017, premio Pulitzer también, "El ferrocarril subterráneo". Esta novela me encantó y fue la que motivó que propusiera leer "Los chicos de la Nickel" al tratarse de un título de plena actualidad.
Tras la anterior exposición de motivos pasé a dar mi opinión que con la del resto de comparecientes vino a conformar la del grupo tertuliano que en resumidas cuentas es la que sigue. La novela fue del agrado de todos y todos también destacamos en mayor o menor grado la enorme dureza del relato hasta el punto de que hubo tertulianas que, según confesaron, debieron en algunos momentos pausar la lectura a fin de poder sobrellevar sin sufrimiento la misma. Pero, en fin, vayamos, por orden.
El asunto del racismo y de la consiguiente segregación racial que se toca en la novela parte de un hecho real acaecido en Florida el año 2014: el descubrimiento de un cementerio clandestino en los terrenos de lo que hasta 2011 fue la institución educativa Escuela Dozier para chicos. Este hecho fue sonadísimo y es a partir de él que Colson Whitehead decidió ficcionalizarlo creando este relato. Un relato que parte de este macabro hallazgo y pasa a centrarse en las vicisitudes vividas en esa institución, con claras referencias a lo sucedido antes de entrar en ella y después de haberla abandonado, por el protagonista de la novela llamado Elwood Curtis.
La historia del personaje central la presenta en tres partes que con un comienzo lineal en la primera centrado en los años 60 va complicando su estructura en la segunda -la estancia en la Escuela Nickel de Elwood- hasta, definitivamente en la tercera, ganar en complejidad formal jugando con las ubicaciones espacio-temporales: en Nueva York actualmente, con continuos flashbacks a la terrible experiencia vivida por el ficticio protagonista junto a su amigo Turner y otros chicos en la terrorífica escuela.
Lógicamente en el curso de la tertulia el asunto del racismo nos llevó a hablar de casos recientes sucedidos en USA como el de la muerte por asfixia de George Floyd; pero se apuntó que entre nosotros, en nuestra sociedad, también existe esta segregación y se habló de los gitanos y también de marroquíes. De los gitanos, dada la experiencia educativa de algunos de nosotros con ellos, contamos algunas anécdotas y comportamientos peculiares de ellos, con ellos y hacia ellos por parte de la comunidad educativa (alumnos, padres y ellos mismos). Fue interesante y, como creo que Mª Jesús comentó, lo positivamente más llamativo de esta novela es que fijándose en un asunto particular (la historia de un chico cruelmente tratado por la sociedad por encontrarse en el lugar inadecuado en el momento inadecuado) logra trascenderlo llevándolo hasta lo universal: la denuncia del Racismo en Estados Unidos pero también en el resto del mundo.
Formalmente destacamos el estilo ágil, fresco y el ritmo vivo del relato que algunos consideraron periodístico calificando la novela de especie de crónica periodística, algo con lo que no todos estuvieron de acuerdo por considerar que había mucha literatura en la novela si bien menos elevación imaginativa que en "El ferrocarril subterráneo" que varios de los intervinientes en la tertulia habíamos leído. Quizás sea por ello que el relato, al estar más pegado a una realidad cierta, resulte sobrecogedor en muchos momentos por su extrema violencia. La unión volencia e institución "educativa" recordó a alguna tertuliana -creo que a Mercedes- "La ciudad y los perros" de Vargas Llosa. Las descripciones fueron admirativamente destacadas por varias tertulianas. Y luego están -aquí la coincidencia casi fue total- los giros argumentales, las sorpresas narrativas, algo muy literario.Finalizamos la Tertulia comentando que Colson Whitehead con esta novela rinde homenaje a Martin Luther King que en la ficción es la luz y guía del protagonista cuya senda sigue desde su más tierna infancia. Frente a la paz, reconciliación y equidad siempre buscadas por el Premio de la Paz 1964, se encuentra la maldad humana. Los miembros de la tertulia pensamos que la novela "Los chicos de la Nickel" es un aldabonazo a nuestras conciencias, un recordatorio de que la maldad humana verdaderamente existe, algo que solemos olvidar u obviar pensando que hemos alcanzado un nivel cívico tal que esto ya no está en el mundo. Sí, penosamente, sí que está ahí y hay que estar vigilantes siempre.
[Nota: En su blog, Cecilia ha reseñado la novela. Incluye citas textuales muy clarificadoras. También en mi blog, "El blog de Juan Carlos", tengo reseñada la novela]
La tertulia sobre "El disputado voto del señor Cayo"
Tras una novela tan angustiosa, tan tremenda, tan fuerte en contenido, llegó el turno de decir algo sobre la novela que como homenaje a Miguel Delibes en el año de su centenario habíamos leído, "El disputado voto del señor Cayo".
Inició la ronda de opiniones Mercedes que había sido la proponente de la lectura. Dijo que ella habría preferido otro título de Delibes que contuviese más innovaciones literarias, un mayor experimentalismo, pues creía que esta novela junto a "Los santos inocentes" eran inferiores a las versiones cinematográficas que de las mismas se habían hecho. No todos estuvimos de acuerdo con esta afirmación respecto a la versión fílmica del relato que teníamos entre manos que nos parecía bastante flojita.
Lo que sí enseguida se puso sobre la mesa ya por parte de la misma Mercedes es la magnífica mostración que en la novela se realiza de la España vaciada, algo en lo que todos estuvimos de acuerdo. A Mercedes y a muchos otros integrantes del grupo lector "El disputado voto del señor Cayo" había gustado bastante y en esta valoración positiva destacaba sobre cualquier otra cosa la riqueza léxica, el vocabulario manejado por el escritor, presente en el señor Cayo, representante del agónico mundo rural. En el asunto de la política -no se puede olvidar que, como revela el título, estamos ante una campaña electoral- Mercedes quiso ver las dos Españas de Machado allí presentes. Otras voces se alzaron para comentar que más que ésas las dos Españas que de verdad se muestran son la España rural frente a la España urbana. Y de esas dos, mucho más la rural que la urbana.
Varias tertulianas introdujeron el asunto del machismo que habían querido ver en el trato recibido por Laly de parte del inculto Rafa y del intelectual Víctor. Incluso la actitud de ella hacia ellos en algún momento, cual si de una amorosa madre se tratara, no gustó. Aquí sí que hubo disparidad de opiniones pues algunos consideramos que Delibes lo que está presentando es una realidad muy presente en la España de 1978, año en que apareció la novela. El trato condescendiente hacia la mujer siempre considerada desde un aspecto más o menos sexualizado era más que frecuente en esos años que ahora y era visto como algo 'normal' por los dos sexos. Al respecto Laly se muestra como una mujer avanzada que se rebela frente a las frases insinuantes de Rafa con cierta brusquedad ("Cacho puto" es una de sus expresiones favoritas) quizás para poner límites a esa invasión que el otro realiza.Pero lo esencial, recalcamos todos, es ver cómo, a través de esa tarde pasada en animada conversación entre este trío mitinero y el señor Cayo, hombre sabio donde los haya, queda expuesta con claridad meridiana la existencia de dos culturas (rural y urbana) y la, si no nos damos prisa, anunciada muerte de la más rica: la que Cayo no sólo conoce por haberla estudiado sino que la vive de manera cotidiana en perfecta comunión con el mundo natural en que se halla perfectamente integrado. No hay más que un hombre cabal (el señor Cayo) frente a un trío que viene a "redimir al redentor"; un trío (el simplón, la chica espabilada y el profesor intelectual) que se reconocen ignorantes y hueros frente a este "cateto" del que en una tarde han aprendido más que en sus muchos años de urbanitas.
A mí, dije en la tertulia, la novela me parece fresca y aplicable a nuestra actualidad. Una novela que [esto más por extenso lo digo en la reseña que tengo hecha en mi blog] no ha perdido lustre con el paso de los años y que hoy se puede leer con mucho gusto.
La próxima tertulia
Y así en animada conversación transcurrió la tarde. Era momento de marchar pero no antes de elegir fecha y título para nuestra siguiente reunión. El día pronto lo establecimos: 28 de diciembre a las 18:00. Es el Día de los Santos Inocentes, pero la fecha va en serio.
En cuanto a títulos, como siempre algunos saltaron al tapete: "Un amor" de Sara Mesa, "El viajero sedentario" de Rafael Chirbes y, a propuesta de Cecilia, "Olga" de Bernhard Schlink. Elegimos esta última sugerencia pues varios conocíamos la novela "El lector" del autor así como la magnífica versión fílmica de ella protagonizada por una magnífica Kate Winslet.
Resumiendo, pues, la cosa quedó así:
Lectura: "Olga" de Bernhard Schlink.
Fecha: 28 de diciembre a las 18:00
Lugar: Videollamada a través de Skype
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