viernes, 28 de febrero de 2025

Febrero de 2025. Hablamos sobre una novela de Abraham B. Yehoshua

Retornamos a La Zamorana cual navegantes a puerto seguro. Cierto es que, por seguir con la imagen, cualquier navegación es incierta; así ocurrió con la tertulia de febrero pues, cuando pensábamos tenerla atada y bien atada en el local de la calle Galileo, resultó que los empleados que en la tarde de ayer estaban allí trabajando confesaron no tener noticia de nuestra reserva, y eso que la hicimos por teléfono y la ratificó Guida personalmente en el mismísimo café-restaurante. Pero aclarado el entuerto el chico del local, muy diligente, nos cedió el espacio que tanto nos agrada, nos sirvió con cierta celeridad y esta vez se esmeró en las tapas que acompañaron a los brebajes individuales y al vino blanco comunitario. Nuestras compañeras Cecilia y Mari Luz gentilmente nos invitaron por estar sus cumpleaños cercanos a ayer jueves 27 de febrero.

"Una mujer en Jerusalén" de Abraham B. Yehoshua
Echamos en falta a Margarita, que fue quien propuso la lectura de esta novela. Como bien era cierto que yo la secundé con alborozo, fui yo el encargado de abrir la ronda de intervenciones. Dije que la había leído a raíz de los muchos elogios que mi amiga Rosa Berros Canuria del blog Cuéntame una historia había vertido sobre la misma. En efecto la leí y quedé muy satisfecho de ella. Me gustó la manera como presentaba el contexto socio-político del país, el no poco humor que había en la narración, la manera que tenía de presentar la trama: en tres actos cual si de una obra teatral se tratara (comenté que había película sobre la novela). Y ya a partir de aquí las intervenciones fueron sucediéndose en un ordenado desorden gracias a la buena gestión que de la concesión del turno de palabra hizo María Jesús (¡Quién tuvo, retuvo!), moderadora excelente de la tertulia.

Hubo varias tertulianas a las que la novela no agradó. Les pareció una historia plana, que no avanzaba, un poco como una anécdota estirada como si fuera un chicle, incluso hasta poco creíble. Concretamente se citaron otros títulos, especialmente "Viaje al fin del mundo", de este escritor judío que a juicio de quienes los habían leído les habían resultado mucho más satisfactorios. Una pega que se puso al libro que habíamos leído era la del título: ¿Por qué lo habían titulado "Una mujer en Jerusalén" si la tal señora no intervenía dada su condición de meros restos mortales? Los que sí defendíamos la obra adujimos la manía española del doblaje que tanto mal nos hace y nos sigue haciendo. Y es que en origen el título era el de "La misión del director de Recursos Humanos". «¡Ah, coño, eso sí tiene sentido», se dijeron no pocas tertulianas. Bueno, sí, pero no me diréis, dijeron algunas, que la historia no es un poco esperpéntica, ¿verdad? Porque eso del enamoramiento platónico y el viaje con el ataúd... 

Quienes defendíamos la bondad de la novela llegamos a relacionar dicho viaje nada menos que con el "Mientras agonizo" de Faulkner (¡quizá nos pasásemos un pelín, ja, ja!). Enfatizamos la parte humorística del mismo; al respecto fijamos la vista en varios de los personajes (el marido de la cónsul, los policías de la aduana, los entretenimientos de los soldados y la cicerone del búnker, las secretarias cuidadoras de niños, la madre del director de RRHH, etc.). Señalamos como interesante ese cambio de tipografía y de persona narrativa, concretamente a la primera persona del plural, en la segunda parte de la novela  titulada La misión. Hubo quien muy atinadamente relacionó esa voz narrativa con el coro de las tragedias griegas. También se adujo como meritorio en la novela que toda la primera parte sucede en sólo un día. Ahora mismo, según escribo estas líneas, recuerdo que en la reseña que hace cinco meses hice en mi blog sobre la novela alguien me comentó que la peripecia del director ese día le recordaba la película ¡Jó, qué noche!, pues en ambos casos a los protagonistas sin proponérselo ellos se les van acumulando los problemas y las sorpresas cuando todo parecía tan sencillo. 

En lo que sí creo que coincidimos casi todos fue en la manera que Yehoshúa tiene de mostrar de manera sencilla y sin aspavientos la tragedia y crudeza que se vive en esa zona del mundo. Tragedia cruda y dolorosa que ahora más que nunca se sigue viviendo en Israel y los países limítrofes. ¡Ah!, también creo que vinimos casi a interpretar de manera coincidente que el país de donde era el único personaje que posee nombre -precisamente la fallecida- sería Armenia [quizás Ucrania, dijimos algunos, pero fuimos acallados con razones que nos parecieron sólidas]. Pero desde luego en lo que si hubo disparidad de opiniones y cierto debate fue a propósito de la innominación de todos los personajes excepción hecha de la que desde la primera página no es más que un cadáver. Muy interesante le pareció a este cronista esta parte de la tertulia.

Y nada más. Recomendaciones varias sobre lecturas, series televisivas, películas... En fin, todo lo que nos tiene tan atareados desde que nos jubilamos allá por el año (¡Uf, ya casi ni me acuerdo!). Que yo haya retenido se habló de: La extraña soy yo (Julia Franck), Tu nombre no es tu nombre (Federico Bianchini), Volver la vista atrás (Juan Gabriel Vásquez), Libre (Lea Ypi), Aquí no, ahora no (Erri di Luca), Abel (Alessandro Baricco), De bestias y aves (Pilar Adón)...  


La próxima tertulia

De todo lo que se fue poniendo sobre la mesa se eligió como libro para nuestro próximo encuentro el de Erri di Luca: "Aquí no, ahora no". En cuanto al día y lugar para comentar este título decidimos que en La Zamorana de la calle Galileo a las 18:30 de la tarde se está muy bien. O sea que acordamos vernos donde estábamos en un mes, exactamente el 27 de marzo de 2025.


¡¡Buenas lecturas para todas, amigas!!

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