miércoles, 13 de enero de 2016

Cena post-navideña en "Perrachica" y... tertulia sobre "Lo que no tiene nombre"

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En el título de la entrada he querido dejar reflejado lo que fue la reunión de ayer tarde en el restaurante "Perrachica" madrileño, lugar muy de moda actualmente en la capital. Vamos, me explico: Aunque llegamos puntuales a las 20:00 siguiendo la pauta marcada por el establecimiento que nos había recomendado esa hora porque al no servirse cenas hasta las 20:30 tendríamos al menos media hora completa para decir alguna cosa sobre el libro de la colombiana Piedad Bonnett. Pero, como se decía en las zarzuelas de principios del s. XX, "ca, ni por esas"; y es que desde el principio la música del local unida a la disposición rectangular de la mesa hizo que nos fuese difícil hacernos oír unos y otros si el que hacía uso de la palabra estaba situado más allá de los dos tertulianos inmediatamente contiguos.

En fin, no vale lamentarse, pues no es la primera vez -y me temo que tampoco será la última- que comprobamos la pésima sonoridad de los loclaes públicos de nuestro país. Ya sabemos que aquí la comunicación es a gritos y si se quiere más proximidad ya pasamos a hacer uso del garrote. Pero bueno quiero ser positivo e intentar poner en el escritorio lo que a mis oídos llegó o lo que en no pocas ocasiones creía entender. Pido, pues, de antemano disculpas por los errores que más de uno pueda percibir en esta crónica.

Sobre el libro de Piedad Bonnett
Entre las cosas que se dijeron sobre la obra, una fue la del título: "Lo que no tiene nombre". ¿Por qué lo tituló así? Pues porque -se dijo- la enfermedad del hijo Daniel que está en la base de todo el drama que la autora y su familia padecen, al ser de orden mental, psiquiátrico, nadie quiere nombrarla directamente. Este asunto nos entretuvo un poco pues no nos quedaba muy claro la diferencia, semejanza e incluso igualdad entre "esquizofrenia" y "bipolaridad". He de reconocer que finalizado el libro y tras asistir a la tertulia yo personalmente sigo un tanto perdido sin saber reconocer nítidas fronteras entre una y otra, quizás porque no sean más que dos caras del mismo mal.

Cecilia que fue la que recomendó la lectura inició el turno de intervenciones y lo hizo abordando la obra desde el punto de vista de una narración presentada por la narradora-autora que se desdobla y se aleja de ella misma mediante el empleo de la segunda persona. También habló de la sensibilidad que la obra contiene, algo en lo que todos estuvimos de acuerdo. Al respecto Inma intervino para confesar que la lectura le había llegado tanto que en no pocas ocasiones las lágrimas acudieron a sus ojos. También Inma puso el dedo en la llaga cuando contó cómo tras leer unas cuantas páginas hubo de volver sobre sus pasos para leer la sobrecubierta y caer en la cuenta de que lo que estaba leyendo como ficción, de ficticio nada tenía. Este comentario provocó un breve intercambio de opiniones sobre la cuestión del género de la obra; tras diversas intervenciones concluímos que había más de reflexión ensayística que de otra cosa.

Guida intervino para señalar una serie de temas que había entrevisto en el libro. De todos ellos el más importante (o con eso me quedé yo; perdón, Guida, si no fue así) es la fuerte crítica que hace a la profesión médica, en especial al gremio de la psiquiatría, que rehúye el contacto con la familia del paciente, la cual apenas si puede intervenir y ayudar a la recuperación del enfermo. Carmen habló de lo satisfactorio de la lectura aunque también de la dureza de la misma (los protocolos médicos hacen la enfermedad aún más dolorosa en ocasiones).

No sé si fue en este momento o en otro cuando surgió el asunto del uso terapéutico dado a esta escritura por parte de la autora. Tras confirmarnos todos en ello algunos insistimos en que la mala conciencia de madre -equivocada según algunos esta idea- también estaba en la base del nacimiento de este libro. Un libro -dijo Ana- que viene a engrosar la muy extensa nómina de títulos sobre la asunción del duelo y la pena que se han escrito. Yo creo que no lo dije -ya la comunicación era poco menos que imposible en el Resaturante ya prácticamente lleno- pero pienso que el asunto del suicidio del hijo pese a ser el final más frecuente de esta dolencia mental le sorprendió a Piedad Bonnett y a investigar su porqué dedica una de las partes más extensa de la obra... Mary Luz quiso remarcar la poesía contenida en el texto, Mamen, Margarita, Lourdes, Teresa y Juan Dionisio también hablaron del libro, pero al encontrarse al otro extremo de la mesa no pude escuchar sus intervenciones, y lo lamento mucho por no poder reflejar siquiera un poquito aquí. Lo siento, chicos.

Y es que ya de nada servía elevar la voz: el ruido, los murmullos de las mesas vecinas, los camareros peticionarios, la música..., todo...  impedía proseguir con la tertulia y decir más [si alguien desea leer mis consideraciones sobre el libro no tiene más que pinchar aquí].


Sobre la Cena en "Perrachica"
La mayoría no conocíamos el restaurante que últimamente está tan de moda. Y a todos nos agradó por su diseño, su decoración, su amplitud, las distintas zonas (tres vine a reconocer yo) en que se distribuye, el área de la cocina a la vista de los comensales aunque en un plano inferior, los distintos niveles... En fin, muy mono el establecimiento. Lástima de que en el millón largo de euros que se dice ha costado no hayan incluído un buen estudio de la sonoridad; aunque a lo mejor es intencionado este maremagnum sonoro. No sé, no sé.

Bueno, pasando ya a lo que comimos y bebimos, hay que decir que todo estuvo estupendo: croquetas, gyozas, lasagnas, pan de cristal, rabo de toro, carpaccios, etc., etc. Todo regado con unos buenos caldos, tintos y blancos, cuyos nombres hicieron honor a lo que mensualmente nos convoca -hablar, charlar, hacer tertulia sobre libros-. Elegimos para los amantes del tinto un vino extremeño de la Sierra de Montánchez: "Habla del silencio..."; y los que prefirieron blanco pidieron un Rueda de tertuliano nombre: "La charla". Ambos productos fueron magníficos, así como en general la cena, que cerramos con una serie de postres variados que compartimos entre todos.


La próxima tertulia
Entre platos, vinos, músicas..., un poquito a voces, elegimos título y decidimos día, hora y lugar para la  tertulia del mes de febrero. El libro procedió de una recomendación hecha por Teresa  que ya había hecho en alguna tertulia anterior. Se trata de "Alguien" de Alice McDermott.
Rebuscando en nuestra memoria espacios públicos más acogedores y con mejor disposición para la audición vino a la memoria de algunos el pub "The Corner's Clock" sito en la plaza del Perú, 4, 28016 - Madrid. El día, tras las habituales idas y venidas, el miércoles 17 de febrero a las 19:30 por eso de facilitar la asistencia a quienes viven algo alejados.

¡¡Y esto fue todo. No os quejaréis, eh!!