miércoles, 28 de febrero de 2018

La tertulia sobre "Apegos feroces" de Vivian Gornick

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Tal y como habíamos acordado en la tertulia de enero acudimos con puntualidad soviética el lunes pasado (26/II/2018) a la hora concertada al lugar -nos gustó mucho en esta ocasión- que Teresa y Mercedes se habían preocupado de elegir y reservar. Nos agradó tanto el establecimiento "Madrid Business & Bar" situado en la calle O'Donell, 4 que, como más adelante diré, decidimos optar por él para al menos la próxima reunión.

Pero vamos a lo que vamos. Doce fuimos los tertulianos que nos acercamos al lugar. Mientras esperábamos a que llegasen todos, Mercedes y Maru hablaron sobre los viajes que en enero se pusieron sobre la mesa. El de Mercedes en colaboración con Mª Jesús tiene como destino Mora y Orgaz; el de Maru, Ocaña. El primero que realizaríamos sería el de Mora dejando el de Ocaña para más adelante. Se comentó la necesidad de establecer ya una fecha para el primero a fin de que Mª Jesús pudiese concertar la visita al castillo de Orgaz, que tiene su intríngulis. En votación se eligió el 17 de abril dejándose para más adelante la concreción de la logística del desplazamiento. No obstante Mª Jesús previamente a esta reunión nos envió un WhatsApp con un programa al que en principio nadie puso ninguna objeción. Los coches necesarios, según veo hoy, deben de ser como mínimo dos aunque en tres iríamos más holgados. Creo que la tertulia de marzo sería el momento definitivo de conocer los nombres de sus propietarios porque lanzarse ahora a ofrecerse me parece algo prematuro más que nada por los imponderables que por nuestras particulares condiciones familiares y tal nos surgen con frecuencia. Con todo ya a través del WhatsApp he visto dos ofertas.

La tertulia sobre el libro
Al haber sido Cecilia la proponente de este título, a ella correspondió abrir el debate. Centró su intervención en la figura de la madre, quien -dijo- es la verdadera protagonista del relato. Una mujer que anula la personalidad de la narradora, la cual es una mujer débil. Por contra la madre es una persona mala, cargada de odio, que todo lo controla. Frente a esta mujer dura está otra, la vecina Nettie, en quien Vivian la autora y narradora, encuentra refugio y afecto. Cecilia lanzó la posibilidad de cierto lesbianismo entre ambas. Muchos tertulianos no lo veíamos así porque una cosa son las dudas durante la adolescencia y otra muy distinta la definitiva orientación sexual.

Margarita dijo que a ella de este libro sobre todo le había interesado la presentación de la vida en el Bronx de Nueva York. Este mostrar una barriada neoyorquina con su variedad de habitantes judíos, irlandeses, italianos y así era lo que más le había llamado la atención y le había hecho recordar otros títulos leídos en esta tertulia como fue por ejemplo uno de Paul Auster. Allí nombramos el titulado "Brooklyn Follies" aunque el que en la lejanísima fecha del mes de abril del ¡año 2011!  leímos fue el titulado "Sunset Park" del mismo autor (comprobar aquí). Por esas fechas lejanas este cronista era trabajador por cuenta ajena y al estar atado al duro banco de la obligación laboral no hacía resúmenes de las Tertulias como de un tiempo a esta parte. 

Mientras en nuestra memoria buscábamos el título de Paul Auster el debate se animó y se rompió en parte el orden de intervención. Y el culpable -¡perdón, perdón..., peeerddóónn!- fui yo que al no poderme contener y en riesgo de olvidarme de lo que quería decir me lancé y expuse mi idea de que la protagonista auténtica de esta no-novela era la escritora, o sea, la narradora, y que su madre era un personaje en el que ella se ve reflejada como se percibe hacia el final cuando tras su tercer fracaso en sus relaciones con los hombres, en este caso con Joe al que en este momento viene a pedirle más dedicación a ella y observar que las cosas están como siempre, cae en la cuenta de que quizás su madre haya tenido razón cuando a lo largo de su vida le decía que en la relación hombre-mujer debía de existir el Amor. 

Ana en su turno abundó en la idea anterior y muchos otros tertulianos (Guida, MLuz, Carmen, Mercedes, Maru...) a quienes el libro les había gustado mucho vinieron a decir que madre e hija parecían dos mujeres muy distintas, aunque quizás no lo fueran tanto. Ambas se necesitan mutuamente, son una familia, y los integrantes de una familia no se escogen sino que se suelen sobrellevar porque existen ataduras fieras imposibles de quebrar (el título en inglés dice así: "Fierce Atachements. A memoir" que quizás refiere mejor que el término español de 'apegos' la unión, las ataduras feroces que en el seno de cualquier familia se dan). Las familias son así, y las madres con sus hijos son así, y las hijas respecto de sus madres opinan así..., y así son las cosas. Y por eso estas dos mujeres pasean por Nueva York y recuerdan sus vidas pasadas en un desorden que es el propio de la memoria, género literario al que pertenece este libro que no se puede leer como una novela porque no lo es. Son retazos sueltos de la memoria que se quedan ahí, que no presentan evolución, no hay una narración que avance hacia un desenlace. Estas dos mujeres a pesar del enfado final hoy seguro  -si es que vivieran ambas- que siguen paseando juntas.

Juan Dionisio y Mercedes comentaron que durante la lectura la imagen de las Corralas madrileñas en las que se vivía hacia afuera de la vivienda se les presentaba en su imaginación. La verdad es que casi todos tenemos presente en nuestra memoria esa relación de vecindad que antes en barrios y edificios existía (Inma contó sus recuerdos infantiles de cuando escuchaba siendo muy pequeña ella al resto de mujeres de los bloques zamoranos donde vivía. Como niña que era no entendía nada, pero la sensación que sentía era mágica, maravillosa), algo que hoy ha desaparecido completamente. De ahí, y sobre todo en USA, que estas Memorias sean leídas como algo exótico, algo perteneciente a un mundo desaparecido. 

Carmen y otros muchos fueron espigando algunas de las anécdotas que les habían sorprendido por lo que fuera durante la lectura resultando de ese intercambio de aportaciones y opiniones una tertulia de lo más animada.

Aunque las opiniones lo fueron sobre todo referidas a las relaciones interpersonales de los personajes también hubo quienes prestaron debida atención a lo formal. En especial Mercedes apuntó al uso en ocasiones de un narrador en segunda persona que quita el sitio al habitual en 1ª. El estilo indirecto libre también asoma en algunos momentos. Y también sin continuidad, sino como ramalazos o ráfagas aparece un hermoso lenguaje (MLuz, Maru y otros) que hace que la lectura se eleve literariamente. 
A este respecto del lenguaje varios intervinientes (Cecilia, Inma y otros) dijeron que la traducción no era buena porque dejaba a veces frases con el sentido sin concluir, incompleto. Bueno, sí, claro, es posible, pero para comprobarlo debidamente se necesitaría el original y comparar con la versión española.

En conclusión, esta obra de Vivian Gornick gustó a la mayoría (verdaderamente tan sólo Teresa manifestó que la misma no le había interesado ni un 'attimo' [en italiano lo digo porque las Tena se nos van de viaje a Italia]. Y además y es lo principal, "Apegos feroces" dio un magnífico juego en el debate. Muy satisfechos todos por ello.

La próxima lectura. Título, Lugar, Fecha y Hora
Elegimos una novela que en otra reunión había propuesto y proporcionado Margarita. Se trata de "El tren de la última noche" de la italiana Dacia Maraini. Una novela que su autora publicó en 2008 que de seguro nos va a interesar.

El lugar elegido para vernos y debatir será el mismo de este mes: "Madrid Business & Bar" situado en la calle O'Donell, 4.

La fecha, el martes 20 de marzo. Y la hora, las 19:00

Lectura poética
Por turno le correspondería a Ana -si es que Mª Jesús desistiese de hacerlo- seleccionar y leer el poema elegido ante la asamblea de tertulianos el día 20 de marzo en que comentaremos la lectura del mes.

A este respecto, las lecturas poéticas, Juan Dionisio suscitó un animado intercambio de opiniones sobre el desarrollo de estas lecturas. Dijo que con sólo una audición del poema, la que el encargado de hacerla realiza, apenas si él podía penetrar en el meollo de la pieza escuchada. Eso le desasosegaba mucho, más aún si la lectura se interrumpía  por el ruido ambiente o para avanzar posibles interpretaciones y tal, y por eso -dijo- ponía sobre la mesa el asunto.

Se debatió sobre el tema. La conclusión que yo vine a sacar fue la siguiente: 
  1. Es bueno que se siga manteniendo la elección y lectura porque nos da a conocer autores que si no difícilmente alcanzaríamos a saber de ellos o de sus obras.
  2. Sería bueno que los tertulianos tuviésemos ante nosotros en el momento de la lectura el texto completo del mismo (en papel, en el WhatsApp, o por el procedimiento que fuera)
  3. Dada la complejidad inherente a la Poesía, el silencio es obligado y el momento que se elija para realizar la lectura debe de ser el idóneo. Quizás el final de la reunión, ya cansados e iniciando la marcha, no sea el instante adecuado.
La lectura de Cecilia
En esta ocasión Cecilia trajo un poema de la jovencísima poeta segoviana Elvira Sastre, una mujer que en el ámbito poético con tan sólo 26 años ya se ha hecho un hueco y que ha publicado tres poemarios: «Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo», en diciembre del 2013, con prólogo de Benjamín Prado; en mayo de 2014 ediciones Valparaíso le publica su segundo poemario titulado "Baluarte"; y hace nada, en 2017, también la editorial Vaparaíso le acaba de publicar su tercer libro de poemas, "Ya nadie baila".
Los tres trabajos citados vienen a sumarse a traducciones (Elvira Sastre es traductora de profesión) al inglés de temas de Vetusta Morla, y al español el poemario «Los hijos de Bob Dylan», del autor norte-americano Gordon E. McNeer.
Es, pues, una magnífica aportación la que nos ha traído Cecilia. Poesía española actual y de calidad de una joven mujer, ¡natural de Segovia como ella! ¡Ay, madre, cómo son las segovianas!




QUIERO HACER CONTIGO TODO LO QUE LA POESÍA AÚN NO HA ESCRITO
(Elvira Sastre)



Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.

Te veo venir por el pasillo
como quien camina dos centímetros por encima del aire
pensando que nadie le ve.
Entras en mi casa
—en mi vida—
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si esta noche
me ofrecieras barra libre de poesía en tu pecho,
con las manos tan llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo el que me toca
y no la chica más guapa del barrio.

Te sientas
y lo primero que haces es avisarme:
No llevo ropa interior
pero a mi piel le viste una armadura.
Te miro
y te contesto:
Me gustan tanto los hoy
como miedo me dan los mañana.

Y yo sonrío
y te beso la espalda
y te empaño los párpados
y tu escudo termina donde terminan las protecciones:
arrugado en el cubo de la basura.
Y tú sonríes
y descubres el hormigueo de mi espalda
y me dices que una vida sin valentía
es un infinito camino de vuelta,
y mi miedo se quita las bragas
y se lanza a bailar con todos los semáforos en rojo.

Beso
uno a uno
todos los segundos que te quedas en mi cama
para tener al reloj de nuestra parte;
hacemos de las despedidas
media vuelta al mundo
para que aunque tardemos
queramos volver;
entras y sales siendo cualquiera
pero por dentro eres la única;
te gusta mi libertad
y a mí me gusta sentirme libre a tu lado;
me gusta tu verdad
y a ti te gusta volverte cierta a mi lado.

Tienes el pelo más bonito del mundo
para colgarme de él hasta el invierno que viene;
gastas unos ojos que hablan mejor que tu boca
y una boca que me mira mejor que tus ojos;
guardas un despertar que alumbra las paredes
antes que la propia luz del sol;
posees una risa capaz de rescatar al país
y la mirada de los que saben soñar con los ojos abiertos.

Y de repente pasa,
sin esperarlo ha pasado.
No te has ido y ya te echo de menos,
te acabo de besar
y mi saliva se multiplica queriendo más,
cruzas la puerta
y ya me relamo los dedos para guardarte,
paseo por Madrid
y te quiero conmigo en cada esquina.

Si la palabra es acción
entonces ven a contarme el amor,
que quiero hacer contigo
todo lo que la poesía aún no ha escrito.