jueves, 25 de enero de 2018

Comida de año Nuevo, Tertulia literaria y Amigo Invisible

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La Comida y el Amigo Invisible
El martes 23 de enero los 14 integrantes de 'más que palabras...' celebramos una comida con la que dimos la bienvenida como se merece al Año Nuevo. Como ya digo asistimos todos y ya sólo eso nos llenó de alegría. Margarita había reservado en el Restaurante myVeg de la calle Valverde, 28 (Madrid). El local era agradable y a pesar del día entre semana y la hora, las 14:30, estaba bastante concurrido. Junto a nuestra larga mesa había otra ocupada por un grupo de al menos 10 personas. Dada la mala acústica que, pronto percibimos, había en el establecimiento nos temimos lo peor de cara a la tertulia literaria que pensábamos realizar al finalizar la comida. Pero, afortunadamente, no fue así.

Para aprovechar el tiempo, puesto que a las 17:00 cerraba el restaurante, una vez que hicimos la comanda procedimos a la entrega de los libros del Amigo Invisible. Fue un momento de alborozo y felicidad pues a cualquiera le gusta recibir un obsequio y aunque ignorábamos de qué persona exacta procedía ya saber que venía de uno de los nuestros -¡oh, qué frase tan peliculera tipo Martin Scorsese me ha salido!- nos llenaba de satisfacción.

Tras los regalos comimos con agrado por parte de la mayoría. Optamos por el menú del día; un menú que regamos debidamente con vinos denominación Madrid que, bueeeno, no estuvieron mal del todo. El conjunto -platos, postre y bebidas- resultó muy del gusto de todos. Ya metidos en celebración -la del Año Nuevo- Margarita y quien esto escribe, o sea, Juan Carlos, quisimos compartir nuestros pasados y recientes cumpleaños con todos y así lo hicimos: ¡bebidas para todos, chef!

Mientras la comida transcurría la mala acústica de la sala donde estaba nuestra mesa nos hacía pensar, como ya he dicho antes, que iba a impedir cualquier intercambio de opiniones sobre la novela que nos proponíamos comentar. Pero los dioses se apiadaron de nosotros y los comensales de la mesa que compartía sala con nosotros se levantaron poco antes de finalizar nosotros los cafés y las tisanas pedidos tras el postre. ¡Fantástico, qué gran suerte la nuestra!

La tertulia
Como Juan Dionisio tenía cierta prisa decidimos comenzar la tertulia sobre "Media vida", la novela de Care Santos que habíamos leído para esta reunión, enseguida, incluso antes de dar cima a los cafés. Como siempre, quienes propusieron la lectura, en esta ocasión Teresa y Ana, fueron las primeras en intervenir. Ambas vinieron a decir que la novela, que, reconocían, no era una maravilla, les había entretenido y despertado en ellas no pocos recuerdos de su época adolescente en colegios de religiosas en los que, una sí y otra no,  habían hecho sus primeros estudios. En concreto Ana nos dijo que su propuesta nació a raíz de la lectura que hicimos de la novela "Las chicas de campo" escrita por la irlandesa Edna O'Brien. Si en ella la O'Brien contaba su experiencia colegial en una institución religiosa de su país natal, en "Media Vida", pensó Ana, teníamos lo mismo que allí pero en un contexto más reconocible, el nuestro, España.

En general todos manifestamos nuestra sorpresa por que una novela como la leída hubiese sido galardonada con el Premio Nadal 2017. Y es que aunque contase cosas propias de los internados de chicas en colegios de monjas -y muy reales según Mary Luz, la única de los 14 que estudió interna en un colegio de monjas-: asearse con el camisón siempre puesto,  jugar en el dormitorio corrido a espaldas de las monjas, reírse de algún chico o chica deficiente acogido por las religiosas como manifestación de esa caridad cristiana entendida de esa manera tan hiriente, el diferente trato dado a unas u otras niñas según la clase social de procedencia... Sí, vale, todo eso estaba bien, pero desde luego originalidad cero. Hartos estamos desde hace años de leer y/o asistir a representaciones teatrales en los que se pone en solfa la educación recibida por las generaciones de los españoles y españolas que fuimos niños y adolescentes durante el franquismo.

Comentamos con sorpresa la buena recepción que la novela ha tenido y sigue teniendo en un sector de lectores (lectoras sobre todo) que están en una edad comprendida entre los 45 y 50 años. ¿Cómo se explica esto cuando las cinco niñas que componen el cuadro de personajes (Julia, Nina, Loli, Marta y Olga) tienen 14 años en 1950? Como bien dijo Mamen ni siquiera las madres de estas lectoras cuarentonas pudieron tener esa edad por esos años. Casi todos consideramos al respecto que la novela parece fruto de un encargo editorial en el que la autora ha pergeñado una obra con la vista puesta en el lector que la iba a leer, un lector al que, aunque hayan pasado ya 43 años desde que Franco murió en la cama -¡y 68 desde 1950!-, le encanta escuchar el relato de las penurias  y miserias vividas durante ese tiempo quizás para así justificarse mejor en su confortable posición actual y evitar la mala conciencia que pudiera asaltarle. Si además, como se ve en la novela, alguna de las 5 chicas está en la actualidad realizando una magnífica labor socio-política pese a la difícil infancia vivida, el relato pierde la minúscula y asciende varios peldaños en su consideración.

En fin, "Media vida" es una novela que se lee muy bien porque la autora tiene oficio y sabe excitar la curiosidad del lector con esos capítulos en cuyo final introduce un nuevo elemento que nos fuerza a seguir leyendo para satisfacer nuestra curiosidad. Esto es un mérito indudable. Y hay algunos otros, sin lugar a dudas. Pero el grueso de la narración centrado en cinco mujeres arquetípicas -la mala, la buena buenísima, la engañada que por fin se rebela contra su situación, la amante silenciosa que espera durante años su oportunidad, y la atrevida que purga su atrevimiento durante toda su vida pero que se venga de los hombres tratándoles como ellos hicieron con ella en su primera juventud- es una historia que no nos dice nada nuevo, nada interesante, nada rompedor, nada de nada.

Quizás se pueda ver -yo diría casi mejor, vender- la novela como una novela feminista. Pero primero habríamos de ponernos de acuerdo en el concepto. Feminismo, ¿qué feminismo: el igualitario o el supremacista? De los dos hay en la novela: uno o dos personajes viven más el asunto por el lado de la igualdad entre los sexos; otros se decantan más por el supremacismo, si bien no siempre por el de la mujer sobre el hombre sino por el contrario, deleznables ambos, sin lugar a dudas. 

Las frases que ahora recuerdo se pusieron sobre la mesa fueron muchas, variadas y concluyentes:
  • Una novela de metro (Mercedes)
  • La autora desperdicia personajes que podrían tener mucha chicha y centra su atención en otros poco interesantes (Mamen)
  • Muchas inverosimilitudes (Mary Luz)
  • La narradora es la propia autora. Habla de ella misma (Cecilia)
  • Hay frases interesantes que provocan reflexiones, que hacen pensar (Juan Dionisio)
  • Es una novela plana (Inma)
  • Me ha hecho recordar la educación que viví en el colegio de monjas (Maru, Mercedes, Mª Jesús, Mary Luz...)
  • Desde luego en esta novela no hay nada de "El Quijote" de Cervantes (Margarita)
  • Una novela maniquea (Guida)
  • Tiene algunos méritos literarios, cierto es (Juan Carlos)
  • El cúmulo de casualidades a fin de dar redondez al relato y no dejar cabos sueltos es excesivo (Todos) 
Y así, entre unas cosas y otras, la hora de las cinco de la tarde, ¡las cinco en punto de la tarde!, se iba acercando imperturbable y amenazaba con dejarnos sin escuchar el poema y sin hacer la propuesta de lectura para la tertulia del mes de febrero.
Aunque primero escuchamos el recitado del poema y luego fijamos el título, la fecha y hora para la tertulia de febrero, en esta crónica por cuestiones prácticas alteraré el orden colocando la lectura de la próxima reunión antes de la sección poética.

La tertulia de Febrero
Como siempre se pidieron propuestas de títulos a los tertulianos. En esta ocasión Mamen puso sobre la mesa dos: "El amigo invisible" de Guillermo Fesser y "El cuaderno dorado" de Doris Lessing. Dos títulos muy distintos entre sí: uno, cuyo autor confesaba hace poco que no perseguía otra cosa que mostrar en clave de humor la soledad sufrida en sus propias carnes cuando pasó a vivir en USA, un país de lengua y cultura distintas a la suya; el otro, el de la Nobel Lessing, de más enjundia pero también más voluminoso, más denso, más reflexivo, más profundo...  También Margarita lanzó un título que le había gustado mucho: "El tren de la última noche" de Dacia Mariani, una novela dura que se sitúa en esa Europa surgida tras el final de la II Guerra Mundial. Por último, Cecilia propuso "Apegos feroces" de Vivien Gornick, las memorias de la autora que camina por la calles de Manhattan junto a su madre, ya anciana. 
Tras la habitual votación, la mayoría optamos por la obra propuesta por Cecilia, "Apegos feroces" de Vivien Gornick, un libro que, publicado en 1987, aparece ahora por primera vez traducido al español. 

El día de reunión elegido fue el del lunes 26 de febrero
La hora, las 19:15
El lugar, un pub que no hace mucho descubrieron, creo recordar, Teresa y Mercedes. El nombre no se dijo pero sí que estaba en la calle O'Donnell a la altura del número 4. Teresa se comprometió a reservar y a decirnos con exactitud el nombre del local.
La lectura poética corresponde, según el orden que llevamos, a Cecilia. En reserva, María Jesús

Rincón poético
Mary Luz fue la encargada en esta ocasión del recitado. Escogió un poema de Emily Dickinson, poeta estadounidense del siglo XIX cuya obra, al ser ella mujer, se gestó en soledad y quedó silenciada en casi su totalidad pues en vida de la escritora apenas si siete ú ocho poemas vieron la luz.

Mary Luz procedió a leerlo. Lo hizo en castellano y logró transmitir la sencillez y al tiempo la profundidad que la escritora expresa en el poema, aparentemente mera expresión de su experiencia como mujer pero que esconde más, mucho más.

[Nota: Los guiones que figuran en el texto del poema son los que ponía la escritora en el manuscrito. Ella solía prescindir de signos de puntuación y quizás con estas señales -como con ciertas letras mayúsculas que utiliza indebidamente- quería transmitir significaciones importantes]


I tie my Hat—I crease my Shawl / Me ato el Sombrero – doblo el Chal
Emily Dickinson, 1830 - 1886

(En Inglés)
I tie my Hat—I crease my Shawl—
Life’s little duties do—precisely—
As the very least
Were infinite—to me—

I put new Blossoms in the Glass—
And throw the old—away—
I push a petal from my gown
That anchored there—I weigh
The time ‘twill be till six o’clock
I have so much to do—
And yet—Existence—some way back—
Stopped—struck—my ticking—through—

We cannot put Ourself away
As a completed Man
Or Woman—When the errand’s done
We came to Flesh—upon—
There may be—Miles on Miles of Nought—
Of Action—sicker far—
To simulate—is stinging work—
To cover what we are
From Science—and from Surgery—
Too Telescopic Eyes
To bear on us unshaded—
For their—sake—not for Ours—

Therefore—we do life’s labor—
Though life’s Reward—be done—
With scrupulous exactness—
To hold our Senses—on—
(En castellano)
Me ato el Sombrero - doblo el Chal –
Hago los pequeños deberes de la Vida - con precisión –
Como si el más mínimo
Fuera infinito - para mí –

Cambio las Flores del Jarrón –
Y tiro las Viejas –
Quito un pétalo de mi vestido
Que ancló allí – Sopeso
El tiempo hasta que sean las seis –
Tengo tanto que hacer –
Y sin embargo - la existencia - tiempo atrás –
Se paró – atravesó - mi tic-tac –

No podemos apartarNos –
Como Hombre consumado
O Mujer - Cuando está hecho el recado
Con el que nos Encarnamos –
Puede haber - Millas sobre Millas de Nada –
De Acción - con mucho más enferma –
Que simular - es trabajo punzante –
Encubrir lo que somos
De la Ciencia - y de la Cirugía –
Ojos Demasiado Telescópicos
Para apuntarnos al descubierto –
Por Su - bien - No por el Nuestro –

Por eso - hacemos la labor de la vida –
Aunque la Recompensa de la vida - haya terminado –
Con escrupulosa exactitud –
Para - mantener - nuestros Sentidos