jueves, 28 de marzo de 2019

En marzo comentamos "Una temporada en el purgatorio" de Dominick Dunne

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En opinión de este cronista, la tertulia que celebramos el pasado día 26 de marzo fue interesante, entretenida, relajada, estuvo bien regada, y resultó muy muy participativa. El lugar, el Hotel Ibis de la calle Manuela Malasaña, se reveló idóneo para este tipo de reuniones; fue tal nuestra satisfacción que decidimos que la próxima de abril la haríamos en el mismo espacio. De la elección y reserva fue responsable Guida a quien desde aquí le agradezco, en nombre de todos, el tiempo y esfuerzo dedicados a ello.

Como siempre comenzamos a las 7 de la tarde. En esta ocasión acudimos los siguientes tertulianos: Margarita, Mamen, Inma, Cecilia, Carmen, MercedesGuida, Mª Jesús, Mª Luz, Ana y quien firma este escrito. O sea once tertulianos con ganas de hablar, a quienes la novela del norteamericano Dominick Dunne había satisfecho en gran medida. Como siempre fue quien propuso el título, en esta ocasión Margarita, el encargado de abrir la charla. A partir de su intervención y en un entretenido, vivo y respetuoso intercambio de opiniones transcurrió el Comentario que entre todos realizamos de esta novela publicada en USA por vez primera en 1993, traducida a nuestro idioma y publicada por Libros del Asteroide en 2016.

En el análisis que hicimos del relato destacamos, por encima de todo, aspectos del contenido como el duro varapalo que el escritor, periodista de profesión, propina a las clases altas norteamericanas ensimismadas en su propia opulencia; unas clases altas que sí hacen distingos entre ellas, de manera que no es lo mismo ser católico y de origen irlandés (el caso de la familia protagonista, los Bradley) que WASP: protestantes anglosajones blancos de ascendencia británica típicamente ricos y bien conectados. Esta es una de las primeras cuestiones que remarcamos en nuestra charla, que en todos los ámbitos hay clases. Al ser los católicos los repudiados por los protestantes, la mayoría de nosotros en principio -dijimos- empatizamos con los Bradley, aunque pronto hubimos de abandonar tal posición dada la podredumbre moral de esta familia, especialmente la de su patriarca y, como luego veríamos, también la de su religiosa y caritativa esposa.

A todos nos pareció que Dominick Dunne construye una novela de personajes. Personajes que casi todos consideramos bien caracterizados e individualizados. En este punto hubo algunos tertulianos que los calificaron de personajes valleinclanescos, fantoches, personajes-tipo. No hubo unanimidad al respecto, pues, dado que otros allí vieron seres de carne y hueso que reflejaban a la perfección un mundo que existe aunque la mayoría de lectores vivamos ignorantes de él.

Quizás fue al tratar el abanico de personajes cuando la viveza de nuestro diálogo ganó en sano apasionamiento. Hubo quien afirmó que la novela y quienes la poblaban no le habían enseñado nada nuevo y hubo quien dijo todo lo contrario. Esta horquilla de opiniones se enriqueció con referencias sobre la realidad que anida en la novela habida cuenta de las circunstancias vividas por el propio autor quien, tras sufrir en carne propia el asesinato de una de sus hijas y ver el poco castigo que tal acción supuso para su asesino, decidió investigar un antiguo caso en el que el asesinato de una joven ocurrido en los años 70 había quedado sin culpable a pesar de ciertas pruebas que, al igual que ocurre en la novela, apuntaban a un autor concreto. En ambos casos -el real y el ficticio- la posición económica, las artimañas legales y no legales, así como las influencias de la familia del sospechoso sobre todos los estamentos de la sociedad harían difícil probar su culpabilidad.

Centrándonos en la novela leída, el causante de la impunidad no es otro que el reguero de millones de dólares y dádivas que a unos y a otros da la familia Bradley. Esta inmoralidad, esta corrupción, que realizan los Bradley, odiados por su entorno social más inmediato, sin embargo no es respondida con el rechazo, con la renuncia al regalo, por parte de aquellos que, muy al contrario, aceptan ser comprados y por ello callan, olvidan, esconden lo visto, oído o encontrado. La conclusión es terrible: todos tenemos un precio, todos somos corruptos por dadores o receptarios.

Se habló también en nuestra tertulia de las evidentes referencias a la familia Kennedy, cuyos miembros casi casi pueden identificarse y corresponderse uno a uno con los personajes de esta poderosa Familia: el patriarca, la hija deficiente, el hijo que sufre un accidente en compañía de una mujer que no es la suya, el hijo senador, el hijo que va para presidente de la Nación, las mujeres de la familia cuyo futuro no es otro que casarse y tener hijos que aumenten las riquezas de esta familia... Pese a todo esto estimamos que incluso aunque estas similitudes no fueran tan obvias la denuncia que Dunne realiza sobre el tremendo poder de las clases altas norteamericanas sería relevante. O sea, para algunos de los tertulianos, la novela trasciende la anécdota o anécdotas reales en las que se inspira para a través de la ficción denunciar un estilo de vida y de ejercicio del poder lindante en ocasiones con lo ilícito y delicuencial.

En lo formal hablamos de que el escritor maneja los resortes de la escritura con maestría y conocimiento, siendo un buen constructor de historias. Esta, en concreto, la estructura en tres partes con un narrador en 1ª persona en las partes primera y tercera, y un narrador omnisciente en 3ª en la parte intermedia. También hubo quien señaló la presencia de narración en 2ª persona y remitió a páginas concretas de la novela dadas las caras de sorpresa y/o desconocimiento de parte de los tertulianos.

En lo que, sin lugar a dudas, todos coincidimos fue en que esta novela que se lee maravillosamente bien, que tiene un ritmo contagioso y adictivo, que cuenta una historia humana interesante..., es, en esencia, un best-seller. Sí, lo es. Es un buen best-seller. ¿Y por qué best seller? Pues porque en este relato se pueden detectar las características que conforman ese tipo de obras que buscan una recepción amplia entre el público. Para ello, además de todo lo comentado hasta aquí, el escritor juega hábilmente con recursos como los siguientes:
  • La literatura dentro de la literatura: una novela haciéndose es lo que estamos leyendo; también la construcción de un, podría denominarse, universo literario Dominick Dunne: hay alusiones a personajes de novelas anteriores suyas y aparecen otros con escaso papel aquí que, sin embargo, cobrarán mayor relevancia en obras futuras del escritor.
  • Referencias explícitas a obras anteriores conocidas por el gran público: "El gran Gatsby" y los evidentes paralelismos de Gerald Bradley con Jay Gatsby  y del narrador Harry Burns con Nick en la novela de Scott Fitzgerald; también aparece citada "Guerra y Paz" de Leon Tolstoi... Otras veces las alusiones a otras creaciones literarias no son tan explícitas como se observa en la alusión a Rimbaud contenida en el propio título de la novela, o la que se hace a "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust en algún momento de la novela.
  • La postura y connivencia de la Iglesia con las iniquidades cometidas por esta familia.
  • Cierta delectación en pasajes de alto voltaje erótico o sexual.
  • Penetración en géneros populares siquiera sea tagencialmente: el thriller, la novela negra...
  • ...y alguna cosa más que, seguro, que se puso sobre la mesa en nuestra Tertulia y que ahora mismo se queda en esa zona en blanco en que según dicen se va convirtiendo el cerebro según vamos cumpliendo años.
[en mi blog tengo reseña hecha de "Una temporada en el purgatorio". En ella comento más por extenso alguna de estas características. Leer reseña aquí]

La próxima tertulia
Decidimos que celebraríamos la próxima tertulia el día 29 de abril por considerar que en dicha fecha todos -o la mayoría, al menos- estaríamos en Madrid dado que el domingo anterior es el día de las Elecciones Generales. La reunión la realizaremos en este mismo Hotel Ibis de la calle Malasaña que tanto nos ha agradado. La hora, como siempre: las 19:00 horas.

Como lectura escogimos la que puso sobre la mesa Ana titulada "El círculo de los escritores asesinos", cuyo autor es Diego Trelles Paz.La novela está disponible en ocho bibliotecas públicas además de, en formato ebook, en las librerías y plataformas más importantes: El Corte Inglés, La Casa del Libro, Amazon... En papel, según dijo Mercedes, La Casa del Libro lo proveería, si se  solicitaba, en un plazo máximo de 10 días. Por lo tanto pienso que no hay mayor problema con él, ¿no os parece?




Rincón poético
Cerramos la tertulia, primera de la primavera, con el recitado de un poema. Esta vez el turno correspondía a Guida, quien nos obsequió con una poesía de la poeta española Elvira Daudet no ha mucho tiempo desaparecida. [preparando la confección de esta Crónica y buscando como un poseso el texto del poema por el saco sin fondo de Internet me he topado con esta nota necrológica sobre la autora escrita por el buen poeta Paco Caro cuyo enlace me permito colocar aquí por si os apetece leerlo. Yo creo que tiene interés.]

El poema que nos leyó Guida es el que a continuación figura [el recitado que puede escucharse es mío] 

HUESOS COMO DARDOS
Elvira Daudet (“Cuadernos del delirio”)


En la casa de niebla en la que habito
La vida y sus asuntos
ocupan cada día menos sitio.
Todo lo llenas tu, cual okupa desatento
Con todo lo que amabas: las mujeres, el cine
Los libros subrayados.
A veces me tropiezo con tu fria mirada
que intenta confesarme algo que nunca supe
y quisiera comprender. Pero enseguida
regresa desdeñosa hacia la nada.
Y es inútil buscarte nuevamente
ordenando las ruinas del pasado
para saber quién fuiste, quien era yo a tus ojos
que esperabas de mí, cual fue mi culpa
si alguna vez me amaste.
¿Qué habías perdido, amor, o que buscabas
en el vientre más negro de la noche,
que hoy se que no encontraste
en tu vagar errante y sin destino?
No dejaste en tu huida un soplo de esperanza
Ni pan en la despensa. Solamente
afloró del naufragio la palabra
-herramienta para salvar el nido y los polluelos -
Y un saco de preguntas sin respuestas
Oxidados silencios,
Tan cobardes y amargos como lo fue tu fuga,
Antes de refugiarte vilmente en el vacío
y arrojarme a los ojos tus cenizas
y al corazón tus huesos como dardos.