Nos convocaba, como digo, saludarnos en este nuevo 2025, interesarnos por cómo habíamos pasado las fiestas navideñas, comunicarnos las lecturas realizadas y los espectáculos culturales vistos..., en fin relacionarnos en la sana y sincera amistad que desde hace ya infinidad de años mantenemos. También, claro, el comentario de la novela El quinteto de Nagasaki de Aki Shimazaki era una de las labores que mantendríamos antes, durante y después del ágape.
Sobre la novela en cuestión, en esta crónica de la reunión mantenida, poco o casi nada voy a decir habida cuenta de que en esta ocasión todos los que estamos en la nómina (lo de estar en nómina es un decir, claro) tertuliana asistimos y participamos con gusto en el fluido intercambio de opiniones sobre el libro de la autora japonesa radicada en Canadá. A todos nos había agradado mucho la novela. A todos nos había sorprendido la belleza con que la autora presenta las cinco historias que entrelazadas entre sí constituyen la pentalogía que es El quinteto de Nagasaki. Y nos había gustado por todo: por el contenido (esas relaciones amorosas entre los personajes, esos condicionantes socioculturales, el machismo, la guerra, la orfandad, el abuso de poder, la naturaleza, los simbolismos contenidos en flora y fauna, la identidad japonesa...) y naturalmente por la forma de presentarlo (como si de un puzle se tratara, utilizando el perspectivismo, en primera persona fundamentalmente, con oraciones breves y casi sin nexos, con un lenguaje metafórico lindante con la poesía en infinidad de momentos...). Allí, sobre la mesa de La Zamorana sobrevolaron golondrinas (tsubame) y luciérnagas (hotaru), y la mayoría de los asistentes casi creímos percibir la fragancia de las camelias (tsubaki) y de las nomeolvides (wasurenagusa). Nada más cabe decir de la tertulia sobre esta estupenda novela; tan sólo recordar que en los blogs "El blog de Juan Carlos" y "Vive el Quijote" de Juan Carlos y Cecilia, respectivamente, estos dos compañeros han publicado reseña personal sobre El quinteto de Nagasaki.
En cuanto a la comida en sí, habría que destacar la satisfacción con que todos los comensales salimos del restaurante. Nos pareció perfecto por todo: la relación calidad-precio, la atención, la sala... Añadir tan sólo que el vino del menú se vio debidamente mejorado por uno denominación de origen Toro de nombre 24 mozas con el que Margarita y Juan Carlos, cumpleañeros recientes, obsequiaron a quien así quiso aceptarlo.
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