Como ya es costumbre en nuestras reuniones, el tertuliano que propone el libro es el que inicia las intervenciones, hecho que recayó en este caso, en la persona que escribe esta crónica. Empecé recordando cómo conocí al autor a través de la novela El ruido de las cosas al caer, obra que explora la violencia provocada por el narcotráfico en Colombia y las cicatrices que dejó en toda una generación. En aquel momento me deslumbró no sólo el tema, interesante y comprometido por demás, sino su prosa diáfana y equilibrada que desvelaba su maestría narrativa. Aquella sensación, les decía a mis compañeras, se ha vuelto a repetir con Los nombres de Feliza, novela que descubre la vida extraordinaria, a mi parecer, de esta mujer escultora que rompió con todo lo establecido para mantener su libertad individual, como persona y como artista.
M. Jesús y Guida mostraron su admiración ante la figura de esta mujer sin prejuicios, educada en el judaísmo, de la que destacaron su compromiso social y la valentía de romper con el núcleo familiar que la asfixiaba; pero estas valoraciones no fueron compartida por el resto de las allí presentes; Inma dijo que la había aburrido, que le había resultado algo pesado; Ana, no veía tan extraordinaria la vida de la protagonista, aduciendo que hay muchas personas como ella, vamos que no era para tanto; Marga tampoco mostró un gran entusiasmo pues le costó ubicarse por el uso continuado del flahs-back manejado por el autor desde el inicio de la novela y Mercedes consideró que en las citas y alusiones literarias, el autor, abusaba de la figura de Gabriel García Márquez, quizá con algún fin mercantilista; yo argumenté contra esta afirmación, no sólo por la gran cantidad de maravillosos literatos, pintores y escultores que pueblan la novela, a cada cual más importante, sino por la relación continua y vital que Feliza Bursztyn, mantuvo a lo largo de su vida con Gabo y su mujer, no sólo en Colombia sino en México y París, hasta el momento de su fallecimiento. También se habló y en ello estuvimos todas de acuerdo, de los vacíos que se perciben en la relación de Feliza con sus hijas y su madre, sobre todo en los momentos difíciles del accidente automovilístico que puso en peligro su vida. Del mismo modo coincidimos todas en alabar la prosa del autor y la composición de la obra, que consigue introducir datos históricos, tanto de personas como de acontecimientos, de modo natural, perfectamente integrados en el hilo argumental; comentamos así mismo la variedad de estilos, de los que destacamos la crónica, las entrevistas y los interesantes diálogos sobre arte o política; también debatimos sobre el uso de un yo narrativo pseudoautobiográfico, ya que cuenta sus vivencias en primera persona, aunque noveladas, así como de la intención metaliteraria, del autor, que llena de literatura el texto hasta convertirlo en tema explicándonos el proceso creativo de la novela. Yo abogué por hablar de intención meta-artística pues el arte y lo artístico está omnipresente en la obra, desde la protagonista, los amigos, las exposiciones, las revistas, las esculturas, a la composición interna del texto.
No sé si me dejo algo en tintero pero la maleta a medio hacer para salir mañana temprano a Galicia, no me ayuda a recordar; lo cierto es que pasamos una tarde muy amena, echando de menos a los contertulios que no pudieron acudir y disfrutando en un ambiente agradable, de la lectura y de la amistad.
En cuanto a la lectura del próximo mes de Junio, última reunión antes de las vacaciones, fue propuesta por Margarita y como fuese que era de una autora griega, desconocida para casi todas y que ella lo tenía y podía enviarlo por correo, no hubo mucha discusión y lo aceptamos unánimemente. Su título Loxandra, su autora María Lordanidou.
La fecha escogida para nuestro encuentro es el 19 de Junio y el plan del día propuesto por Mercedes, es visitar la RAE, para disfrutar de la exposición “Los Machado. Retrato de familia”, idea que nos encantó. Después de la visita, iremos al restaurante Terramundi en la C/ Lope de Vega, donde comeremos, para inmediatamente buscar algún café cercano, -Vinci o Ateneo-, y hacer la tertulia.
Disfrutad de cada momento. Nos vemos en Junio. Besos
Cecilia