Aunque con cambio de lugar de reunión por no estar abierto "Vergüenza ajena" los lunes, el día 15 de diciembre nos reuníamos en "The Toast" (Fernando el Católico, 50) aproximadamente la mitad de los que integramos "más que palabras...". En concreto asistimos a la cita Ana, Lourdes, Cecilia, Mari Luz, Guida, Inma, Mercedes y quien escribe estas líneas. Nos convocaba el comentario del último premio Goncourt y desperdirnos ante la proximidad de las fiestas navideñas.. Empecemos por lo primero.
"Nos vemos allá arriba" ("Au revoir là-haut") de Pierre Lemaitre gustó bastante a la mayoría de los presentes. Tan sólo algunos -pocos- se mostraron reticentes ante la novela arguyendo la poca verosimilitud del desenlace o el exceso de crueldad y de morosidad en la misma durante algunos momentos del relato. El resto mostramos nuestra más absoluta conformidad con el producto leído. Muchas fueron las bondades percibidas en la novela y muy grande la fuerza y entusiasmo con que fueron mostradas por los partidarios de este Goncourt: redondez de la historia; denuncia de la corrupción; humor; técnicas narrativas (menos que en Faulkner, claro, pero muy bien asimiladas por el autor francés que reconoce su inmensa deuda con la faulkneriana "La paga de los soldados"); la figura del narrador se levanta omnipotente y omnipresente sobre el resto de seres que pululan por la historia; es un narrador que presenta, opina, enjuicia, interviene, se aleja, se acerca a veces hasta confundirse con los personajes, se dirige al lector, le interroga..., es con mucho la estrella de esta novela; personajes muy bien perfilados que sirven para mostrar comportamientos colectivos (el arribismo de algunos, las clases sociales, los políticos rastreros, los militares aprovechados...) o desarrollos individuales como la entrega desinteresada del protagonista Albert Maillard, las penurias vitales y el agradecimiento a Albert por parte de Edouard, la vileza de Henri Aulnay-Pradelle, la evolución de Marcel Pericourt (padre de Edouard), las mujeres del relato: Madeleine, las amantes de Henri, la enigmática niña Louise, Cecile, Pauline, la Sra. Belmont, etc. Y así seguimos hablando durante una buena hora (el surrealismo de algunas escenas, la propia división del relato en escenas más que en unidades narrativas propiamente dichas, la fuerte presencia de elementos metaliterarios y de la intertextualidad, un logradísimo final, etc., etc.) que, sin agotar la novela, nos dejó un buen sabor de boca a quienes participamos en este ameno y agradable intercambio de opiniones.
Finalizada la parte seria, pasamos a tomar un pequeño refrigerio por eso de estar las Navidades en ciernes. Burritos, humus y nachos llenaron la mesa aunque no nos gustaron demasiado. Pese a ello, y a su calor, ideamos cómo celebrar la llegada de 2015 con el resto de amigos tertulianos.
En primer lugar decidimos la elección de título para la próxima tertulia. Recayó la suerte en el novelista Fulgencio Argüelles y su relato "El `palacio azul de los ingenieros belgas" publicado por Acantilado y que está disponible en cualquier biblioteca del Ayuntamiento y Comunidad de Madrid.
En esta ocasión acordamos hacer la reunión en el domicilio de Mari Luz que lo ofreció para ello. Su ofrecimiento fue aceptado con simpatía por los tertulianos y decidimos que nos organizaríamos para entre todos distribuirnos bebida y comida. El día de reunión se fijó en el martes 27 de enero a las 19:00. La dirección exacta se comunicará a través de un e-mail o por whatsapp.
Como acto propio de estas fiestas decidimos, a propuesta de Cecilia si bien en otra ocasión ya lo propuso Mercedes, realizarnos unos a otros el obsequio de un libro siguiendo las normas del amigo invisible. El libro puede ser nuevo, viejo o mediopensionista, o sea, cada uno elegirá lo que estime más adecuado para la personalidad y/o gustos lectores de la persona que le hubiere tocado en suerte. La comunicación de a quién debe de hacer el regalo cada uno la haré por medio de un e-mail generado automáticamente a través de un programa informático; con esto quiero decir que yo no conozco el resultado del sorteo, que es totalmente aleatorio. La gracia de la historia estriba en mantener el secreto de a quien debe cada uno regalar.
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