La Tertulia
Bueno a lo que vamos. La novela de James Salter fue prácticamente del gusto de todos. Evidentemente en esto de los gustos no hay nada escrito y a unos gustó más y a otros gustó algo menos; mejor dicho, a unos gustó totalmente y a otros gustó en todo excepto en algunas cosillas. Por eso se me hace algo difícil en esta ocasión marcar una clara separación entre entusiastas sin fisuras y entusiastas pero algo menos.
Gustaron muchas cosas de esta novela especialmente su estilo narrativo y dentro de éste dedicamos todos varios minutos de nuestra intervención a comentar la figura del narrador: un narrador omnisciente que en varias ocasiones se presenta en 1ª y 2ª persona implicando de esta manera al lector con y en el relato que está leyendo. Esto, junto a esa omnisciencia neutra, objetiva, consideramos que era una de las grandes aportaciones del autor.
También fue muy bien recibida por todos esa presentación de la sociedad norteamericana que se dibuja en la novela. Naturalmente al discurrir el relato en los años 60 o finales de los 50, como españoles nos sorprendieron muchas cosas al realizar en nuestras mentes la comparativa entre la manera de vivir y obrar a una y otra orilla del Atlántico. Nada que ver entre sí. Hubo quien manifestó su sorpresa ante esto dado el desconocimiento de esa sociedad por su parte; pero también hubo quien expresó lo bien que el autor transmite y presenta la realidad de esa sociedad urbana neoyorquina.
La manera de dibujar los ambientes, los escenarios, con esa sucesión de frases cortas, yuxtapuestas, sin nexos de causalidad entre ellas, fue del gusto de muchos pero también a algunos disgustó su reiteración e insistencia en el procedimiento. Quien había propuesto la lectura de esta novela, Guida, nos dijo que el escritor había sido guionista e incluso director de Cine. Este dato parece que nos aclaró bastante -al menos a mí- la cuestión de esa manera quasi telegráfica de presentar los marcos espaciales. También el dato biográfico de que el novelista hubiese sido piloto de guerra en Corea parece que podía justificar, explicar, aclarar o hacer comprender, esa manera de avistar los objetos y los personajes como desde arriba al inicio, a vuelo de pájaro, para luego ya penetrar o acercarse más a los mismos.
Los personajes junto a los temas tratados ocuparon el grueso de la Tertulia. La mayoría de los participantes dentro de la historia narrada, salvo quizás los integrantes de la familia formada por Viri, Nedra y sus dos hijas, nos parecieron seres poco dibujados, entes como sin sustancia, que sólo sirven de aderezo a los dos protagonistas. Además -y esto sí que fue una crítica sostenida por un número alto de quienes conversábamos- esa manera de presentarlos de manera ambigua: unas veces con una denominación y otras con otra (por su nombre de pila, por su nombre familiar, por su nombre de soltera, por su...) nos produjo a algunos una sensación de cierta incomodidad y confusión que no hacía cómoda la lectura. No obstante, como señalaron muchas tertulianas, esa cierta dificultad o incomodidad desaparecía superado un cierto número de páginas (¡¡175 fue el número que más sonó!!) y luego ya todo era disfrute dados los temas interesantes que en la novela aparecen. Pero, hay que decirlo, en general los personajes secundarios son seres contradictorios, presuntuosos, hipócritas, sin valores, y a algunos les parecieron incluso más fatuos y vanidosos que cultos, contradiciendo lo que muchos habíamos sostenido durante la amable discusión: que verlos disfrutando de la cultura (literatura, pintura...) nos parecía elemento caracterizador en ellos.
Sobre los asuntos que se tocan, que son muchos, el de la prolongación en los hijos es uno de los más importantes. Esta consideración es más una filosofía de vida para Viri que otra cosa. Viri ama a sus hijas por encima de todo y disfruta plenamente con ellas durante todas sus etapas vitales. Hay un amor entregado, cierto, auténtico, el más importante y fuerte según él. Luego, al lado de éste aparece el de la libertad que prima incluso por encima del de la felicidad. Este asunto es el que defiende y representa en sus actitudes Nedra; no obstante esta mujer fue vista por muchas participantes en la Tertulia como una mantenida, una vividora a costa de los hombres... Hay en la novela además muchas reflexiones filosófícas sobre infinidad de cosas: la fama, la grandeza, el triunfo, el amor, los hijos, el sexo...
Como elementos primordiales y más destacables de la obra señalamos todos, además de los que ya he señalado hasta aquí, el uso de un lenguaje poético en muchos momentos, así como el empleo de recursos retóricos no muy usuales y por ello sorprendentes como la "tmesis" que si bien algunas achacaron en un principio a una traducción deficiente otras lo vieron como elemento propio de estilo. Se habló, por último, no sólo del tiempo externo de la narración y de su transcurso lineal durante unos doce o trece años sino que también se aludió al tiempo interno destacándolo como una de las grandes aportaciones de la novela. Del mismo modo se consideró que había, dentro de las muchas reflexiones que aparecen, alusiones metaliterarias innegables.
Y ya corto porque veo que me pongo a escribir y no paro. Como siempre alguna idea más, ya de mi propia cosecha, se puede ver en la reseña que tengo publicada en mi blog.
Próxima tertulia
Vamos lanzados. Parece que este verano hasta pasamos de vacaciones. Ante la despedida hasta el mes de septiembre que algunos hacíamos se levantaron voces que dijeron que por qué no otra tertulia online en julio ("¡¡Son tan cómodas y se pueden hacer desde cualquier sitio!!", se escuchó decir). Y así quedamos en que el próximo día 3 de julio, viernes, a las 17:30 horas nos volveríamos a conectar para comentar una novela que en la Tertulia anterior había puesto sobre la mesa Margarita. Su título, "Ladrilleros" y su autora, Almada Selva.
Muy buena reseña y como siempre, fidedigna. Gracias por ser nuestra memoria. Un fuerte abrazo
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