El pasado martes 25 de junio nos reunimos en la terraza del kiosko La Paloma en la Dehesa de la Villa para cambiar impresiones sobre Delphine de Vigan y su Nada se opone a la noche. Pese a que el lugar es muy agradable a lo largo de todo el año, tuvimos la mala suerte de tropezarnos con que aún estaban abiertas las últimas atracciones de las recién finalizadas fiestas de S. Juan que celebra la barriada. O sea, que nuestras voces tuvieron que competir con el habitual y estruendoso chunda-chunda que inexplicablemente acompaña siempre a norias y coches de choque.
Prácticamente todos los asistentes excepción hecha de Mª Luz y quien esto escribe, que no se lo había leído por falta de tiempo, alabaron el relato de Delphine de Vigan. Y digo sólo relato porque por lo que oí es difícil saber si el escrito se puede calificar de novela (¿es novela?, se preguntaba Mamen), memorias, autobiografía, etc. Mª Luz manifestó su disgusto con la obra por ser ésta en su opinión un cúmulo de desdichas que se le hace imposible de creer, aunque –dijo- haya también momentos felices en el relato. Esta opinión sirvió de acicate para que los demás expusiesen sin ambages su satisfacción ante la historia de Delphine, Lucille, Liane, Georges y otros tantos personajes más. Rápidamente la charla se centró en Georges (¡qué afable y simpático parecía, pero qué malote y sin escrúpulos luego se reveló!) y en las reacciones de las hijas y mujer ante sus actos: lo sabían, no lo sabían… Y en seguida, claro, los contertulios se centraron en la estructura: caótica para Cecilia; no caótica para Ana; Carmen Sánchez habló de cómo iban apareciendo de forma poco ordenada esas cuatro generaciones que conforman la historia narrada; caótica sí, para Mercedes, pero caos buscado como elemento estilístico… Esta última, Mercedes, destacó el empleo sistemático de EIL (estilo indirecto libre) y confesó su hastío ante tanta referencia sobre el cáncer. También sobre los tertulianos sobrevoló la curiosidad sobre la base real o no del relato: para Mª Luz cualquier rememoración del pasado al convertirse en material narrativo se convierte en ficción y de ahí el exceso y acumulación de desgracias que ella apuntó. Para Guida claro que es creíble y seguramente es de base real todo lo narrado; además destacó la sutilidad con que el asunto del padre es tratado por la novelista. Inma y Margarita calificaron la obra de novela psicológica…
Así, en líneas generales, pasó la reunión que finalizó con la lectura por parte de Ana de algunos fragmentos como apoyo a las opiniones vertidas en una tertulia que fue animada y de interés.
Así, en líneas generales, pasó la reunión que finalizó con la lectura por parte de Ana de algunos fragmentos como apoyo a las opiniones vertidas en una tertulia que fue animada y de interés.
Y luego ya entramos en la fase de elección del título para la próxima tertulia. Como en nosotros es habitual se barajaron varios: La marcha Radetzky de Joseph Roth (propuesta de Juan Carlos), Austerlitz de W. G. Sebald (propuesta de Margarita Tena), Volver de Toni Morrison (propuesta de Cecilia), El Guadiana invisible de Dolores Redondo (propuesta –creo recordar, pero no puedo asegurarlo- de Mercedes o de Margarita), La verdad sobre el caso Harry Quebert de Joël Dicker (propuesta de muchos), y algún otro título que se me olvidará. Ante tal avalancha y tras una fase de eliminación y votación decidimos que en septiembre comentaríamos la novela de W. G. Sebald, Austerlitz.
¡¡FELIZ VERANO a todos!! ¡¡Que leáis mucho mucho y bonito!!
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