La reunión se inició como si de un caso clínico de los presentados por el neurólogo Sacks en su libro se tratara. Resultó que Mercedes y Mamen sin haberse visto tenían reservadas sendas mesas para los diez o doce tertulianos que cabía esperar. Pasaban los minutos y tan sólo en la mesa de Mercedes nos juntamos cuatro personas. ¿Qué estaba pasando? Tras repasar los e-mails en los que se comunicaban las ausencias, en los whatsapp en los que se transmitían los retrasos por la manifestación estudiantil apareció uno de Mamen que rezaba así: "Aquí estoy con mi propriacepción y una birrita en El Espejo. ¿Vais a venir?" Ja, ja, ja..., resulta que teníamos tomado el Café con motivo de nuestro encuentro tertuliano. Al final los que asistimos fuimos ocho; creíamos que íbamos a ser menos.
El caso es que el libro de Oliver Sacks a todos nos pareció curioso, interesantes algunos de los casos, ininteligible por momentos debido al exceso de tecnicismos médicos, difícil de 'culminar' (je, je) por resultarnos a algunos algo reiterativo, motivador en ocasiones al evocarnos casos semejantes vistos en amigos y/o familiares [quizás lo mejor de la tertulia fueron las anécdotas -¡reales!- que Inma y Mercedes nos contaron de compañeros y conocidos suyos que sufrieron comportamientos parecidos a alguno de los expuestos en el volumen que habíamos leído].
Por lo demás, una vez que constatamos lo complicado que es el cerebro, lo que más nos había gustado de estos casos clínicos que el Dr. Sacks presenta en este libro de tan sugerente título fue el indudable aliento poético que emanaba de alguno de ellos como el que da título a la colección "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", "La dama desencarnada", "El marinero perdido" y algunos otros más. También nos agradaron las hermosas comparaciones que el médico hace de algunos de sus pacientes con personajes de la literatura universal ("Sentada allí, con un vestido claro, la expresión tranquila, una leve sonrisa, me hizo recordar de pronto a una joven heroína de Chejov (Irene, Anya, Sonia, Nina...", pág. 195) e incluso la 'defensa' de algunas enfermedades como la epilepsia según confesaron en su momento algunos autores como Dostoievski o Proust ("Todos ustedes, los individuos sanos, no pueden imaginar la felicidad que sentimos los epilépticos durante el segundo que precede al ataque... No sé si esta felicidad dura segundos, horas o meses, pero créanme, no lo cambiaría por todos los gozos que pueda aportar la vida" -dice T. Alajouanime que había confesado el mismísimo Fiodor Dostoievski).
En fin, como se ve, es una obra de no ficción que tiene interés, pero que en una tertulia que se dice literaria no da mucho juego; y desde luego no lo dio.
Por ello pusimos mucho empeño en que la siguiente lectura fuese de las de peso, de aquellas que incitan a pensar y a enfrentar argumentos. Esta vez veníamos provistos de varios títulos, todos ellos literarios. Tras un somero repaso de los que en el encuentro anterior quedaron en puertas procedimos a elegir entre
"También esto pasará" de Milena Busquets y "Así empieza lo malo" de Javier Marías. La elección fue reñida. En una primera votación quedaron empatados; pero una vez consideradas voces críticas tan autorizadas como Coetzee, John Balville, Pozuelo Yvancos, Sebald..., y otros más de este nivel, hubo uno -o varios, pues aquí la historia no acierta a declararse verídica en absoluto- que cambió su voto inclinando la balanza decididamente del lado de Javier Marías y su "Así empieza lo malo".
La cita para el comentario de esta novela quedó fijada el día 29 del mes de abril, miércoles, a las 19:15 en el Café Viena que está en la calle Luisa Fernanda, 23 esquina con Juan Álvarez de Mendizábal (ver plano aquí).
Y nada más. A todos os deseo una Feliz Semana de Pasión. Un abrazo.
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