Este cronista llevaba sin ver a los compañeros de tertulia por unas u otras cosas desde el pasado mes de junio. Nada más y nada menos que cuatro meses. Mucho tiempo, desde luego. Por ello mucho deseaba verlos a todos en una nueva cita lectora. Todo llega en esta vida, sólo basta con aguardar. Así, el pasado martes 22 me reencontré entre besos y saludos con los miembros de esta Tertulia de ya dos lustros de existencia.
Salvo María Jesús y Margarita que no pudieron asistir, todos los asistentes, antes de la hora habitual -las 19:00 horas-, estábamos en amigable charla sentados en torno a las inamovibles mesas del Ibis de Manuela Malasaña. A la alegría del reencuentro se unía en esta ocasión la celebración del Santo de Teresa, señalada en el santoral el pasado 15 de octubre, día que, además -¡hay que ver, Teresa, lo unida a los libros que de siempre estás tú!- Planeta falla su celebrado Premio literario. Desde aquí de nuevo reitero mi felicitación a la amigable tertuliana, al tiempo que en nombre de todos le agradezco la invitación que nos hizo a unos pinchos fríos y calientes regados con un vino blanco que se bebía divinamente. ¡¡Gracias, Teresa!!
En seguida comenzamos a hablar de la novela que nos reunía. Tomó la palabra, Inma, que fue quien propuso su lectura. Habida cuenta de los whatsaps que unos y otros nos habíamos cruzado a propósito de la traducción al castellano de la obra, escrita originalmente en francés, quiso Inma señalar las numerosas y graves deficiencias cometidas en la traslación al castellano. Lo hizo con seriedad y una profusa documentación en la que comparaba algunos vocablos y/o frases del original francés y la traducción al español ofrecida por la traductora Isabel Fuentes García. Desde luego aunque algunos durante la lectura habíamos notado alguna deficiencia el hecho de verla tan bien señalada por Inma nos hizo tomar conciencia del tremendo daño que a la novela, que en líneas generales había sido del agrado de todos, le había hecho semejante mastuerzo (permítaseme el calificativo que le aplico a la traductora).
Tras hablar de los problemas que a menudo ocasionan las traducciones deficientes como ésta unidos a las malas presentaciones de los textos que, también en ocasiones, conllevan los formatos digitales que cada vez con mayor frecuencia utilizamos los lectores, pasamos ya de lleno al comentario de la novela "Sólo las bestias" del francés Colin Niel.
Como ya he dicho, en líneas generales la novela fue objeto de buenas palabras por parte de la mayoría. Había agradado la presentación y distribución de la historia contada a través de cinco voces distintas que hablan desde su yo personal justificando cada una su actuación en lo sucedido y sus actitudes vitales. También la ubicación del relato en un medio rural apartado e inhóspito cual es la zona de "les Causses" franceses pareció a todos muy adecuado para entender el comportamiento de unos personajes que viven muy aislados y que arrastran de siempre agravios que se resisten a olvidar y que vienen a justificar en parte sus conductas.
En cuanto a los asuntos tocados en la novela, todos destacamos como nuclear el del abandono del medio rural que Colin Niel denuncia al presentar a esos seres solitarios, raros, un tanto asociales, capaces de realizar acciones que, si vivieran en circunstancias más favorecedoras de la comunicación interpersonal, sería poco probable que se produjeran. Además de este asunto esencial el novelista aborda otros colaterales o derivados del anterior como es el de la necesidad de afectividad, las ilusiones creadas e incluso mantenidas aun sabiendo de su inexistencia e inanidad, la dependencia afectiva, el asalto sexual, etc. Y luego hay otros que el autor va añadiendo aunque ya no estén tan directamente unidos al del vaciamiento rural. Me refiero a las extorsiones cibernéticas de todo tipo, el choque cultural en Francia entre población blanca y de color, la vida confortable de jóvenes de buenas familias que juguetean con la marginalidad gracias a las prestaciones ofrecidas por la sociedad del bienestar, etc.
También hubo lugar en la tertulia para señalar aspectos no tan positivos. Dejando a un lado los defectos de traducción señalados al inicio por Inma, sin lugar a dudas los más importantes, mucho hablamos todos de ciertas inverosimilitudes que dejan perplejo al lector de la novela: ¿Puede ser calificado de crío o niño un personaje que es un delincuente extorsionador a través de internet, y del que se dice que ha pasado por la universidad? ¿Puede ser creíble que un personaje no sea consciente de que le están rasurando con jabón y hojilla el vello de sus partes íntimas mientras duerme? ¿Es creíble el final que tiene la novela? En fin, a todos nos pareció que había demasiados interrogantes que nos hacían despertar de la sana ensoñación en que una novela -y más si es 'noir' como ésta- debería mantenernos inmersos.
Pero ya digo, la mayoría habíamos leído esta historia contada por Alice, Joseph, Marinbé, Armand y Michel con agrado y satisfacción. Pero eso no quita para que también señalásemos sus defectos y lamentásemos infinito el mucho daño que a la novela le hace la mala traducción de Isabel Fuentes García cuyo nombre debemos recordar a fin de evitarla en posibles futuras lecturas.
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Nota: [como otras veces en la reseña que en mi blog hago de la novela expongo mis opiniones personales. Quien quiera leerlas no tiene más que pinchar aquí].
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La próxima lectura
Mary Luz y mía propia se decidió que en noviembre leeríamos la novela titulada "La cena" del autor holandés Herman Koch.
En principio lo que se estableció en esta reunión de octubre fue la lectura para noviembre. A propuesta de
El lugar y la hora, los mismos de donde estábamos, o sea, Hotel Ibis en c/ Manuela Malasaña, 6; la hora, la habitual: 19:00. En cuanto a la fecha, el día elegido fue el martes 19 de noviembre.
Al abordar la elección de nuestra próxima lectura, se puso sobre la mesa la posibilidad de celebrar de nuevo y con pleno de asistentes los dos lustros de existencia de nuestra Tertulia. De mano, y dado ya el poco tiempo que resta de 2019, quizás la celebración con comida incluida podríamos realizarla en diciembre en coincidencia con la lectura de dicho mes. Para ello y en previsión nos pusimos a buscar fechas y pensamos que el lunes 16 de diciembre sería buen día para comer, comentar y celebrar. Sólo resta elegir el lugar. Estaría bien que para la próxima reunión -día 19 de noviembre- ya llevásemos lugares donde realizar esta última reunión de 2019. ¿Os parece?
Un abrazo a todos y ¡¡buenas lecturas!!
Me has encantado con la magia de tus letras
ResponderEliminarsaludos desde Miami