El Previo
El pasado jueves 29 de octubre nos conectamos los tertulianos por Skype para departir sobre "La romana" de Alberto Moravia. Bueno, nos conectamos los que pudimos porque desde hace algunas sesiones el programa o nosotros, sus usuarios, estamos teniendo problemillas con este software; problemas que son bastante irritantes pues hacen que tardemos en iniciar las sesiones o como ya le ha ocurrido a Inma en dos ocasiones que algún participante quede fuera de la reunión.Mientras a través de mensajes de wasap intentábamos unos y otros en la medida de nuestras posibilidades que todos nos incorporásemos -lamentablemente Inma de nuevo quedó fuera- el tiempo se nos fue yendo echando denuestos contra Skype y alabanzas hacia Zoom, otro software para videoconferencias que según quienes lo han usado es más práctico, permite más partícipes en él con todos los rostros en pantalla, etc., etc. Quedamos, para no demorar mucho más el inicio de la tertulia, en irnos bajando cada uno la app a nuestros dispositivos para un día del próximo mes de noviembre que ya consensuaríamos hacer una prueba con él. Y aquí dejo, por ahora, el asunto tecnología, no sin antes recordar que el susodicho programa Zoom en su versión gratuita no permite videoconferencias de más de 40' de duración, tiempo que a mí se me antoja escaso. Pero, en fin, ya veremos y hablaremos sobre el asunto con antelación al día de nuestro próximo encuentro literario.
La Tertulia sobre "La romana" de Alberto Moravia
Como digo, poco a poco, nos fuimos incorporando quienes esa soleada tarde de 'veroño' queríamos departir sobre esta novela. En total fuimos nueve comentaristas las personas que a las 18:00 desde la residencia habitual, unos, desde la residencia de Confinamiento, otros, e incluso desde el asiento de copiloto, alguna, deseábamos hablar de las vicisitudes de la joven Adriana.
Rompió el fuego Ana que fue quien había propuesto la lectura. Como tantos otros, ella a pesar de conocer el libro y de verlo habitualmente en casa no lo había leído. La verdad es que con algunos clásicos que de siempre hemos visto por casa, incluso en las de nuestros padres, sucede muchas veces esto, que no los leemos por no se sabe bien por qué hasta que algo, otra lectura, un comentario o lo que sea, nos hace reparar en ellos, tomarlos en nuestras manos y sorprendernos positivamente, o no. Así inicio Ana su exposición que se centró especialmente en la figura de la protagonista y del oficio que practica, la prostitución, que en aquella época desde luego -al menos por lo que Moravia expone en la novela- no tenía para nada esos ribetes de explotación mafiosa que hoy día en nuestra sociedad tiene. De todos los personajes, el de la madre, le resultó especialmente repulsivo. La verdad es que a la mayoría esa mujer camisera no nos cayó nada bien. Y también, como a la gran mayoría de participantes en la reunión de octubre, la novela le había agradado bastante.
A partir de su intervención fuimos el resto de los miembros de "más que palabras..." exponiendo nuestra impresión sobre la obra e intercambiando unas y otras opiniones en animada conversación. Prácticamente a todos la novela había gustado mucho. Y esto pese a -o a lo mejor por eso, ya no sé- estar realizada de una manera tradicional dentro de ese realismo social típico del momento que en Italia, en especial en el ámbito cinematográfico, se denominó 'Neorrealismo'. Sí, muy pronto el Cine y la versión de "La romana" realizada en 1954 salió a escena. En general quienes tras la lectura vimos la película dijimos que ésta queda muy por debajo en calidad de la obra literaria y que los personajes no responden al tipo con que están caracterizados en la novela. A propósito del film se hizo hincapié en que el marco socio-político del fascismo mussoliniano en que la historia se encuadra es más visible en la película que en la novela donde se percibe en leves rasgos como la caracterización de Astarita, miembro de la policía política que persigue a la disidencia, y poco más; por contra, en la adaptación cinematográfica hay escenas en las que se muestra a las tropas italianas desfilando tras su victoria en Abisinia o tras su entrada en Albania.
A todos, los personajes nos parecieron muy creíbles, muy reales. Sí, quizás, muy angustiados algunos como ese Giacomo que se revela como el más complejo y para algunas más incomprensible por su manera de afrontar las situaciones yendo hacia ellas al tiempo que las rechaza hasta llegar a su decisión final. Al respecto de Giacomo se comentó que el mismo, junto con el de Adriana, es el alter ego del propio escritor quien de seguro se debatía también íntimamente en un mar de contradicciones internas derivadas de su confortable origen familiar y el rostro que ante sus amigos y sociedad ofrecía. En su problemática existencial y personal que arrastra sólo la muerte le queda como salida digna.
En cuanto a Adriana, la protagonista y personaje en torno al que orbita el resto, se dijo que también es un poco, o un mucho, Moravia por eso del disfrute de la vida, de su optimismo dentro de un mundo gris y lleno de dificultades. Es ella quien está contando la historia en primera persona desde sus 22 años, tras cinco años de 'carrera', en un momento en el que parece haber dado a su vida un giro de 180º. Adriana es una mujer lista, que sabe acudir a la persona adecuada en el momento adecuado; es una mujer vitalista que disfruta del sexo y del oficio que, aunque ha sido conducida hasta él de manera algo artera, practica con pleno conocimiento de causa disfrutando a tope del mismo como le sucede con Santogno o realizando cual matador de toros faenas de oficio como con Astarita y aquellos a quienes seduce por la calle. Ella, pese a todo, es una mujer buena que cree en el amor como lo demuestra con Gino y con Mino, su gran amor; ella no se derrumba ni cae en el hastío existencial por tener el asidero de la religión en el que se refugia. "El amor y la religión son el opio del pueblo", recordamos que se dice en la novela en un momento dado. Adriana puede vivir gracias a su adicción a ambos estupefacientes.Pese a todo lo dicho sobre Adriana, a varias tertulianas no les pareció muy verosímil que una persona con la base social y cultural que tiene por origen sin embargo sea capaz de hacer elevadas reflexiones de corte filosófico sobre la vida, la existencia, el ser humano...; se diría que quien habla en estas ocasiones por boca de la narradora fuera el mismísimo Alberto Moravia. Más verosímil sin duda, aunque odiosa por su comportamiento y actitudes, es el personaje de la madre al que la Tertulia en pleno coincidió en aplicarle calificativos como amoral, asquerosa, equivocada, por ese deseo de progresar aprovechando la belleza de su hija y que como a la postre se viene a comprobar apenas si logran un mejor pasar, pero ninguna clase de ascenso social.
En cuanto a resonancias o semejanzas con autores españoles se habló de que había cierto parecido entre el realismo de Moravia y el de nuestro Galdós. Aquí hubo sus más y sus menos y la coincidencia no fue total; sin embargo algunos pensamos que cada uno en su momento de escritura y en su circunstancia nacional sí que hacen de modo similar una presentación real de sus sociedades respectivas; un ejemplo de esto podría ser ese personaje de familia vergonzante formado por la Sra. Medolaghi e hija. Y al hilo de la referencia a Galdós hablamos por último de la facilidad de lectura que tiene la novela junto a su indiscutible calidad. En mi opinión y en la de otras compañeras cuando tal cosa ocurre se juntan como dice el dicho 'el hambre con las ganas de comer', o sea, no puede darse circunstancia mejor: la calidad de la obra artística unida a la facilidad de su degustación [en la reseña que de la novela hago en mi blog hablo algo más por extenso de ésta y otras cuestiones].
Nuestras próximas lecturas y el Día de la Cita
Dado el fantástico día que hacía y los compromisos ineludibles de cada cual se fueron produciendo despedidas con lo que se demostró que convenía abreviar. Así lo hicimos procediendo a elegir lecturas. Tras una pequeña prospección la mayoría expresó su deseo de retomar algo más de hoy, algo más actual dado que nuestras dos últimas tertulias habían ido por la senda de los clásicos. Elegimos una novela muy actual, "Los chicos de la Nickel" del escritor afroamericano Colson Whitehead, una novela ganadora del Premio Pullitzer de este año.
- "Los chicos de la Nickel" de Colson Whitehead
- "El disputado voto del señor Cayo" de Miguel Delibes
Fabulous blog
ResponderEliminar